No quiero que vuelva, ya no puedo sopórtala, otra vez.
Pero es imposible detenerla. Es implacable y muy puntual.
Está cerca, puedo sentirla al acecho, burlándose. Gozando mi dolor.
Siempre me sorprende, aunque casi nunca cambia.
Acá está, sabe que le temo, que tengo que escapar como lo hago siempre.
Nadie sabe mi macabro tormento, pero sin saberlo me ayudan a escapar.
Cuando vuelvo a casa tipo 4 de la mañana, ahí está esperándome.
La noche es mi castigo, mi tortura.
Cuando cae la noche, en mi casa todo se transforma para mi horror.
Mi casa no es muy grande, pero es espaciosa y tiene un gran patio lleno de plantas.
Todas las noches vuelve para recordarme lo que le hice. Todo el daño que le hice.
Por las noches oigo sus gritos de terror, abre y cierra las puertas. Lo oigo en su cuarto jugando.
Se ríe pero ¡¡¡¡No puede ser!!!!
Yo lo maté en la bañera, no paraba de llorar lo tuve que ahogar.
Hoy cumpliría 5 años y se cumple 1 año de su muerte.
Aquel día estaba insoportable, no paraba de quejarse, porque le dolía la panza y venia(¡¡¡¡Encima!!!!)La familia festejar sus 4 años.
Aun hoy no me deja dormir, siento sus manitos, lo veo como se me cruza, deja sus cosas tiradas.
Quiero que me deje en paz.
El cura (con el que me confieso)quiere que lo desentierre del jardín y le dé cristiana sepultura.
Ahí está otra vez, no me quiere dejar, ni estando muerto.
Jamás saldrá de esa bolsa de polietileno y nadie sabrá que partes de él fueron el abono del jardín.
Desde entonces flórese todos los inviernos.