Cuando miré al cielo, aún no estaba oscuro. Esperé sentada en la blanca butaca del porche, jugueteando con el llaveró que él me regaló. La oscuridad fue devorando todo, hasta quedar el jardín tenuemente iluminado por una vieja farola. Medité unos segundos antes de levantarme, lo que ahora iba hacer no tenía lugar para arrepentidos, lo que ahora iba hacer, lo que ahora iba hacer...
Yo misma me atormentaba con excusas y riñas, pero no había elección. Miré al cielo, había pocas estrellas aquella noche, y la luna llena resaltaba entre las escasas nubes. Corrí a la calle y me perdí en la noche.
En ocasiones me he preguntado cuanto tiempo andaría,sin embargo nunca lo he llegado a saber. Me sentía tan desgraciada en aquellos momentos que ni la oscuridad, ni la pandilla de gamberros me importaba... solo quería soledad, un rato para pensar... mentiras todo mentiras. Yo sabía lo que quería aquella noche, yo quería morirme y alejarme de aquel horrible lugar. Yo era diferente a todas, no encajaba en aquel ambiente, y quiería irme, pero ¿a dónde? Sabía que debía ir con él, que debía cumplir con mi obligación. Pero era cobarde, y quería huir.
-¿dónde vas?-
mi corazón dió un vuelco al escuchar su voz, ¿cómo me había encontrado?
-huía de ti, y de los miedos en los que me has introducido.
él rio,luego haciendo una pausa me miró a los ojos.
-Tu no eres una cobarde, sabes que eres capaz de todo y sabes que no te dajaré sola en esto. Siempre me tendras para ayudarte,siempre...
Una vez más, sentí fuerza ante sus palabras, no sabía como lo hacía pero cuando el estaba conmigo me sentía fuerte y capaz de todo.
Era noche cerrada cuando volvimos a mi porche. él estaba bajo la vieja farola y yo en el último escalón, nos mirabamos, pero ninguno se atrevía a decir nada, ni siquiera adios. Entonces se acercó y me besó, luego como dandose cuenta de lo que hacía se separó bruscamente de mí y se despidió. Me quedé mirando como se marchaba, mi corazón latía rapidamente. No hubiese valido la pena escarpar y perderle,no. Abrí cuidadosame la puerta de casa, y sentí que por una vez en mucho tiempo era feliz.