Poesía inspirada después de una juerga, cenando en una casita de campo. La noche era estupenda en la cual lucían las estrellas, y después de cenar nos pusimos a cantar, terminando la velada lloviendo agua a cantaros.
Una noche estrellada,
cenando en la Paidera.
Suena una canción mal entonada,
de una voz cualquiera.
Las estrellas se entristecen,
y en el cielo se esconden asustadas,
por las notas estridentes
que suenan mal entonadas.
El cielo todo a una se estremece,
chocando nubes entre nubes,
causando explosiones de espanto
y las estrellas derramando llanto.
Mil lágrimas mojan la faz de la tierra,
mil lágrimas mojan los campos.
Pero de una voz cualquiera,
siguen sonando los cantos.