Es asombroso cómo cada día aprendemos algo de nosotros mismos y tomamos conciencia de que aún no nos conocemos del todo… Yo pensaba lo contrario, pero un “simple accidente” me hizo dar cuenta lo equivocada que estaba… Pensaba que no tenía miedo a nada, pero en ese instante no dejé de asombrarme de lo asustada que estaba… Pensaba que no creía en la existencia de un Ser Superior, pero en ese momento no dejé de rogarle a Dios que no se vaya de mi lado…
Es curioso como ciertas circunstancias de la vida nos hacen ver lo equivocados que estamos. Quizás lo mejor sea pensar dos veces antes de actuar, de lo contrario corremos el riesgo de perderlo todo…
Siento que deberíamos replantearnos si realmente sabemos quiénes somos y aceptar nuestros miedos, errores y defectos. Esto nos convertiría en mejores personas y, aceptándonos a nosotros mismos, sabremos valorar a los demás. Decirlo es fácil, ahora es cuestión de intentarlo…