Había conversado con el diablo, les dije a mis tíos y a mis padres, era alto, de ojos negros, vestía de negro, y usaba un gorro de copa y un bastón, y cuando le di la mano, quemaba... se la saque mientras este me comenzó a seguir, pero yo recordé que el diablo le temía a la cruz de dios y con dos palos que vi en el suelo, los cruce y con esto, enfrente al diablo. Este al ver la cruz, se me acerco y pregunto que era eso?. Le explique que era la cruz de dios y con eso, el debiera de asustarse e irse al infierno. Me lo puedes regalar?, pregunto. Claro que si, le dije. Se lo alcancé y vi que la cruz se la colgaba en el pecho y esta, la cruz, se volvió de color dorado, y brillaba como el sol. Tuve que cerrar los ojos pues no podía soportarlo, y con los ojos tapados corri y corrí hasta llegar a la casa, les dije a mis tíos que, al escucharme, sentados en la mesa de la casa, reian y reian, diciendo que yo tenía una gran imaginación. Puede ser verdad pero para mi era verdad, aunque no todo pues el diablo a quien había visto esa tarde cuando iba a la tienda de la esquina a comprar el pan, era un tipo que siempre veía caminar a lo largo y que tenia cara de malo. Mis amigos decían que había hecho pacto con el diablo y este, desde aquel día, había enloquecido.

Tuve que retirarme de la sala con mis seis años a cuestas y encerrarme en mi cuarto. Vi mi cama desatendida y la arregle, pensando en que se ven mejor las cosas arregladas cuando entra alguien a visitarte. Como mis tíos, primos, amigos y mis padres. Ya listo y ordenado me eche un rato y cuando cerré los ojos sentí que alguien mas estaba allí. Me levante bruscamente y no vi a nadie, pero en una de las paredes vi que el crucifico de mi cuarto estaba de cabeza. Lo puse en su lugar y este comenzó a derramar sangre por todos lados... Me asuste y vi que de la parte posterior de la puerta de mi cuarto ingresaba mucha sangre, como si un rio estuvieraera inundado mi casa. Me asuste bastante, subí a mi cama y me tape con todo lo que tenia a la mano y grite con todas mis fuerzas, esperando que alguien me escuchara. De pronto sentí que alguien sacaba mi colcha y me cogía en sus brazos, mientras yo no dejaba de gritar. Era mi madre rodeada de todos mis parientes. Cuando me di cuenta de que todo no había sido mas que una pesadilla me jure que jamás volvería a mentir, pero, esa promesa fue hace mas de cincuenta anos y aun no la puedo cumplir.

Mis padres, tios y amigos de ellos han muerto, y aun vivo en la misma casa, solo, no me case porque no me gustan compañías extrañas ni deseadas. Tan solo me gusta la oscuridad de mi cuarto, el libro que leo, y la maquina de escribir que me ayuda para limpiarme de todas las ideas que surcan mi cabeza... Cuando termino de escribir, siempre miro la ventana de mi casa y veo a todos los personajes que he creado. Allí esta el diablo con su bastón, sus manos que queman y esa cruz dorada en su pecho... Si, soy un gran mentiroso que no puede dejar de crear a través de las ideas que le surcan la cabeza... Hasta cuando? No lo se, y mejor que no lo sepa mientras mis personajes me acompañan cada noche, y cada día en que los busco en las calles, en un rincón, en cualquier lado los busco y siempre los encuentro solos, desposeídos, así como yo... Y cuando los veo, los llamo y juntos nos vamos a mi casa para escucharlos, para que cuenten sus historias de la vida y de la muerte, que son lo que más me gusta de ellos...


San isidro, julio 2006