Esto que voy a narrarles es un hecho verídico que se cuenta a menudo a aquellos que quieren divertirse con cosas tan serias como el juego de la copa, la llave o la ouija.
Un grupo de jovenes se reunen en una casa abandonada tras un incendio, en donde sus habitantes perecieron en tan terrible hecho. Se juntaron con motivo de "jugar" a invocar a los muertos, una tarde de invierno. Una vez alistados crearon el ambiente con lienzos y velas. Dispusieron los elementos pero comenzaron no sin antes recordar la advertencia de los labios de aquella mujer dada a estas artes. "Que no repita la persona que sera el invocadormas de seis veces, porque de cierto, no se librará del espiritu maligno si tiene la desgracia de toparse con él".
Desde luego no hicieron caso, y quien sabia llevar bien los ritos los inició por septima vez.
Costo un tiempo el contacto hasta que se pudo lograr. Le preguntaron quien era y que deseaba, y este les contestó que en vida habria participado como verdugo en las piras, incendiando a brujas, sospechosas de practicar las artes oscuras. Y asi contestó todas las preguntas. Cuando llego el momento de cerrar, aquello no quieria irse, y antes de al fin querer hacerlo dijo que quien se habia atrevido a molestarlo le pesaria un gran mal, una sombra la acompañaria junto con el fuego.
Esto atemorizó a los presentes menos a la iniciadora, quien tomo sus cosas y se marchó a su casa. Pero en el camino, sentía que una presencia la perseguia, un hombre de sobretodo negro se le cruzó en una esquina y extendiendo su mano le ofreció fuego.
"No fumo, gracias", contesto la chica,y apreto el paso, cada vez mas asustada, pues ese hombre aparecia en cada esquina ofreciendole fuego. Asi, dia y noche acosada por ojos invisibles, por aquel hombre de sobretodo negro y presencias amenazantes que sentia agazaparse en la oscuridad de su habitación por la noches, poco a poco comenzó a enfermar y pronto enloqueció. Fue llevada a un hospicio que al poco tiempo se incendio por causas aún poco claras, en donde no pudo escapar con vida.
"Se prudente, pués, y no juegues con los muertos"