Quiero mis cheese cake de Keebler, mi estómago con ese antojo feroz me hace encargárselo a mi esposa. Nadie puede igualar su sabor, comerlas frente al televisor; viendo como mis chivas rayadas del Guadalajara le dan una gooóliza al América.
Por la ventana alcanzo a ver la camioneta donde mi mujer trae las cosas del supermercado. Comienzo a desbaratar las bolsas. Pringles, Lays, Herr´s, pero nada de mis cheese cake, Cork Flakes de Kellows, Hands, puras porquerías traes ¿ Porque no me compraste mis cheese cake? Se te olvido verdad. Regrésate ahora mismo, digo. Mi mujer se niega a ir. ¿ Cómo de que no vas? Toma para que aprendas a obedecerme. Un puñetazo cae sobre el bello rostro de la mujer, que me compre. Desde hace 5 años sé perfectamente que esta conmigo por mi dinero. Recuerdo cuando llego a trabajar a la empresa de mi padre. Solo era una pobre secretaria, cuya única experiencia había sido trabajar en un podrido municipio panista, allá en Tuxtla Gutiérrez. Presumiendo un titulo de Arquitecta, que luego se supo que había sido comprado. Zorra de mierda, te me callas. Anda súbete a mi camioneta o te muelo a golpes, digo; mientras la empujo adentro de mi flamante free start. Los ojos verdes de la perra comienzan a verme con un odio feroz. No aprendes verdad pendeja, toma, para que dejes de hacerme caras. Después aviento la portezuela de atrás y hablo la de adelante. Comienzo a manejar sobre las tortuosas calles regiomontanas. Eres una inútil, te dije explícitamente la marca del producto, pero a ti te valió margaritas. Con el rostro totalmente marcado por mis golpes la pendeja dijo: eres un enfermo, un loco trastornado. Aproveche el semáforo en rojo, para darle una patada en el estómago. Después busqué un lugar donde estacionarme. Ahora sí te cargo Judas, dijo mientras varias patadas y golpes caen sobre el cuerpo de la ramera. Sufre maldita, quiero verte llorar lágrimas de sangre, sabes porque no me trajisteis lo que te encargue; porque te fuiste a revolcar con tu amante. Yo te saque de la basura donde vivías y así me pagas, ramera pendeja. La culebra me empujo, abriendo la portezuela de mi camioneta y corriendo por todo el Libramiento Norte. Como perro rabioso yo la seguí. Al cruzar en una calle un automóvil la hizo mierda. El hermoso cuerpo de aquella barbi de carne y hueso quedo desfigurado, con las vísceras de afuera.
Llego la hora de sentarme frente al televisor tomando una Coca Cola de 2.5 litros. Mordiendo un pedazo de mis cheese cake. Estoy super aburrido voy a llamar a una línea hot line, haber si me pueden mandar a una edecán. Quiero otra de ojos verdes y cabello rubio, de la misma raza de la golfa que se murió