La reina Soledad tuvo una hija, a quién le puso de nombre Natalia.
Natalia no era igual que las demás princesas, ya que tenía todo su cuerpo a excepción de las manos que las tenía de plata, de oro, y el cabello de bronce.
A causa de su aspecto nadie quería contraer matrimonio con ella, por esa razón su madre preparó un baile en palacio, dónde acudirían miles de príncipes, y Natalia tendría que escoger a uno de ellos.
Pero cuando Natalia entró al salón del castillo, ningún príncipe quiso bailar con ella, y todos se fueron muy enfadados de palacio, abandonando la fiesta.
La reina decepcionada por el resultado de la celebración del baile, optó por llevar a su hija a la consulta de un brujo, para que le dijera el porqué de que ella hubiera nacido con todo el cuerpo de oro, las manos de plata y el cabello de bronce.
La hija y la reina entraron en la consulta y se sentaron frente al brujo, éste nada más verla, supo lo que pasaba, y le dijo a la reina:
-Majestad, tienen que sentirse orgullosa de su hija porque ella va a ser la elegida de salvar el mundo.
-¿Y usted como sabe eso?
-Tengo el poder de adivinar el futuro, sé que muy pronto vendrá un cometa que chocará contra la Tierra, y su hija será la única que podrá detenerlo.
-¿Cómo?
-Con el instinto, cuando llegué el momento ella sabrá lo qué hacer.
Tras saber el diagnostico del brujo, pasaron varios días, el rey y la reina pasaban varias noches en vela mirando por el telescopio desde la pequeña terracita de palacio, para avisar a su hija de la llegada del cometa.
Cuando las demás personas del reino se enteraron del acontecimiento, algunas tenían miedo por lo que pudiera pasar, otras creían que se lo habían inventado todo, y algunos príncipes de los alrededores se empezaron a fijar en la princesa, y continuamente le decían que era una chica muy valiente.
Una noche el rey vio algo en el cielo, algo que se movía a una gran velocidad, y que aterrizó justo al lado de él, era una nave espacial.
Cinco hombrecillos verdes salieron de su interior:
-Venimos en son de paz-dijo uno de ellos.
-Hemos oído hablar sobre la princesa Natalia-dijo otro de los hombrecillos.
-La princesa del cuerpo de oro, las manos de plata y el cabello de bronce-dijo uno de los hombrecillos verdes con la nariz colorada.
-Queremos ver como detiene el cometa-dijo el cuarto de los hombrecillos verdes.
-¿Podemos quedarnos?-preguntó el último hombrecillo verde.
-Sí-dijeron el rey y la reina al unísono.
Los extraterrestres miraron hacia el cielo. Pronto llegaron más naves espaciales, todos querían ver a la princesa Natalia, todos querían presenciar el gran acontecimiento.
Los primeros extraterrestres que habían venido eran del planeta Saturno, los segundos de Venus, vinieron también de Marte, de Júpiter, Mercurio, Urano, Neptuno y de muchísimos más.
Todos esperaban la llegada del cometa.
Pero todos se cansaron de esperar, estaba visto que esa noche no iba a aparecer el cometa, todas las naves espaciales despegaron para regresar a sus respectivos planetas.
Primero despegó la nave de los marcianos, después la de los hombrecillos verdes que pertenecían a Saturno, luego los de Urano, Neptuno, Júpiter, Venus y Mercurio, todos se fueron marchando, y el rey la reina volvieron a quedarse solos.
Después de esa noche, pasaron aún dos noches más, en la primera volvieron a venir los seres de los otros planetas, pero se volvieron a marchar cansados de esperar y esperar y a la segunda ya se rindieron y nadie visitó la terracita de palacio, donde seguían fieles esperando los reyes, padres de Natalia, la elegida.
Y fue justo en esa noche cuando por la mirilla del telescopio, los reyes distinguieron al cometa y lo vieron acercarse. No fue necesario que despertarán a la princesa, como dijo el brujo su instinto le indicaría cuando sería el momento, por sí misma se levantó de la cama a la hora justa, miró por la terracita al cometa, y rápidamente salió a la calle y subió a la montaña más alta de los alrededores del castillo, cerró los ojos ante la luz cegadora del cometa, extendió sus brazos hacia el cielo, e inmediatamente todo el oro, la plata y el bronce se desprendieron de su cuerpo formando una gran bola de fuego, ésta chocó contra el cometa, desviando su rumbo y salvando así la Tierra.
En cuanto el oro, la plata y el bronce, desaparecieron en esa gran bola de fuego, el rey y la reina se quedaron asombrados al ver lo bella que era su hija, que ahora ya tenía su piel de carne y hueso y un lindo cabello rubio.
Al pasar los años, Natalia se casó con un príncipe, que supo de su heroicidad por el planeta, y tuvo con él tras niñitas que nacieron en el mismo día.
La primera hija tenía el cuerpo de oro en toda su plenitud, la segunda era de plata y la tercera, como no podía ser de otra manera, de bronce.