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PALOMAS

Allí están las palomas... encima de mí, sobre una cuerda o un cable de teléfonos. Balanceándose, tomando el Sol, rascándose las alas con su pico y sus garras. Mirándose entre ellas... Mirando desde arriba todo... Es que tiene alas, saben que nada las ata... Son libres.

Todas son de diferentes colores y sin embargo parecen iguales... Todas vuelan una después de otra como una cortina que se abre, y se cierra regresando al cable. Luego, salen, y no sé hacia dónde... pero, qué importa dónde...

Día a día vienen y se van, vienen y enrroscan sus patas sobre el cable, balanceándose como gismnasta o equilibristas... Libres, en los brazos amorosos del viento...

Una que otra baja de su altura, toca el piso, camina sobre la acera, la pista, con la cabecita moviéndose como un reloj, tic tic tic tic... Una patita roja, luego la otra como un ciego con su bastón... hasta llegar hacia un mendrugo de pan. Lo coge con su pico, lo traga... y parece como si un gusano pasara a través su garganta... Luego, otro trozo, otro trozo...

No sé por qué me le acerco, despacio, es que soy curioso y deseo mirarla de cerca, muy de cerca... Ya estoy casi a cinco metros, saco unos pedazos de galletas y se las tiro mas cerca... Me mira con un solo ojo, es redondo y está contorneado por un anillo de color rojo, su centro es negro, muy negro... Lo abre y lo cierra como persianas de hotel. Sus párpados son de color naranja como la herida en carne vida de una mano. Me acerco un poco mas, y ella queda tiesa, inmóvil... Siento que desea decirme algo, no me teme, no me ama, no. Desea señalarme algo, es como si fuera un cuadro, tieso, inmóvil, y yo estuviera paseándome por una galería llena de puros cuadros, muchos cuadros y todos inmóviles, quietos, tiesos como el ojo negro de la paloma...

Me acerco más y ella retrocede, como si fuera un juguete de cuerda, un camioncito de plumas... Le tiro mas galletas; de pronto, han bajado más palomas caídas del cielo como una lluvia de plumas coloridas... Los sonidos de clab clab clab de todas, parecieran los aplausos enguantados en un teatro... Ellas son muchas. Y todas de colores diferentes: blancas, negras, cenizas, azules, pintas... Y todas marchando sin sentido como los carros chocones que se golpean y siguen avanzando. Luego, empiezan a comer sus mendrugos y pedazos de galleta, parece un gallinero de palomas en medio de la pista... Todas comen, caminan y mueven la cabecita... tic tic tic tic...

Deseo acercarme un poco más. Me miran. Sus ojos redondos y negros, entornando como anillos sus ojos de exóticos colores: turquesas, celestes, rojo sangre... como mujeres en fiesta de disfraces... ¡Oh! Se han parado, y todas me miran con un solo ojo, uno solo, quietos, inmóviles... Me gusta que me miren, saben que yo deseo volar, que no tengo alas, que no como mendrugos de pan ni galletas, que soy muy grande y muy feo, que no soy bello ni libre como ellas...

De pronto, escucho el sonido de un carro, el sonido de un claxon... Yo no me muevo, yo no tengo alas... Ellas si, ellas vuelan una tras otra con sus mendrugos y pedazos de galleta... libres y primorosas... Yo no, yo no tengo alas, yo no soy libre... !Plumb!


Joe 29/01/04
Datos del Cuento
  • Autor: JOE
  • Código: 6862
  • Fecha: 30-01-2004
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.57
  • Votos: 23
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3942
  • Valoración:
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