Yo creo que jamás te enamoraste de alguien como lo estás de mi (soy arrogante... claro) pero yo también te amo así... con locura, con desesperación por no tenerte.
Te sueño despierto...

No sé si mi carta te llegará porque “algo” le pasa a tu correo.

Cuando crees que yo no podré oírte, gritas que me quieres... Estas en un error... puedo escuchar tu corazón.
Él es quien está gritando.

Gritas, te desahogas... das rienda suelta.
Mas yo escucho cuanto dices y me agrada lo que oigo.
Todo es cierto... pudiéramos ser tan felices.

Me amas y te amo esa es la única y absoluta realidad.

¿Sabes? ... Creo que tú le rezaste a “Ella” para que te encontrara y hoy estoy frente a ti.

¿Por qué eres así? ... Dispuesta a “morir lentamente” cuando no quieres “morir de a poco” (¿recuerdas el cuento de Pablo Neruda y de Zulema?).
¡Mhmmmmm! Si que lo recuerdas porque usaste una “sutil partecita” que por supuesto alcancé a “ver”.

¿Creíste que con el cabello negro me confundirías?
Tú eres tú... aunque te disfraces.
¿Sabes por qué no puedes engañarme con tu disfraz?
Pues porque no puedes disfrazar tu alma... y tengo ojos para verla.

¿Acaso no te das cuenta que tú me amas con el alma y yo con la mía?
Nuestro amor no nació de afuera hacia dentro sino viceversa.
Es muy pero que muy fuerte el amor que nace del alma, que nace de adentro, que nace del corazón... no de la pasión.

Pero espera a que ese amor le “abra” la puerta a la pasión... tal vez en aquella cabaña, tal vez sobre la hierba, tal vez con aquella margarita, tal vez con una fogata... a cielo abierto.

Recorreré Kalahari, Nubia, Sahara... pero llegaré hasta ti y sediento beberé de tu boca mil y un besos.

Hoy pensé en ti... y ayer... y hace tres horas... y al acostarme... y al afeitarme...

Vives en mi mente... donde eres mía.
Vives en mi mente... donde te amo.
Vives en mi mente... donde te beso toda.
Vives en mi mente... donde te acaricio dormida.

Eres mi tortura y mi alegría, mi todo y mi nada.

Estás detrás de ese vidrio, casi te tengo, casi puedo tocarte, casi abrazarte... siempre “casi”.

Estos días se hacen largos.
Pero hoy vi algo tuyo... otro laberinto donde quieres que me pierda.
Sin embargo no me pierdo en tu intrincado laberinto. ¿Sabes por qué?... es que solo tengo que pararme a escuchar y ¿sabes que se oye? ... pues a tu corazón llorar.
Avanzo otro poco... estoy por llegar.

No te quedes triste... ¡mira! recordemos algunas “cositas” para que sonrías.

¿Recuerdas cuando discutimos y te llamé “traidora”? y luego tú me gritabas...
“Yo no soy una brujaaaaaaaaaaaaaaaaa”;
“Yo no soy una mentirosaaaaaaaaaaaa”
“Yo no soy una traidoraaaaaaaaaaaaa”

Te veías tan bonita con tu carita furiosa.
Yo te dije... “No me grites... ¡Maldición!
Hicimos un largo silencio... Yo sentía ganas de abrazarte, de decirte que no debí... que ahora sé que no eres una traidora.

Te calmaste un poco y te pregunté... “¿Ya te tomaste el Valium?” y tú me respondiste de inmediato... “¿Y tú te pusiste la pastillita bajo la lengua?”

Yo estaba muerto de risa y tú también... ya me venían ganas de besarte.

Bueno... todavía tengo ganas ¿y tú?

Joaquín

PD: Lo de “bruja” te enteraste porque lees todos mis comentarios. En especial los que le dedico a “La Princesa”.
¡Nooooooo! Deja ese plato que vas a descompletar la vajilla.