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Categoría: Cómicos

POS ORA . . . ¡ CÁLALA!

Platícame Sebas, ¿cómo estuvo lo del mal que te pusieron hace años?
Sebastián, burdo campesino huasteco, allegado hacía varios años a la ciudad, comenzó a relatar su anécdota.
Hace unos años cuando salía noche de la chamba, a esa hora ya no había transeúntes por las calles. Al pasar por detrás del mercado Colón, se perfiló, a lo lejos, la silueta de una mujer con ropa oscura y provocativa. Sebastián sintió una rara mezcla de emoción y miedo al ver aquella figura femenina, que lejos de apartarse de él, se plantó a media acera con la finalidad de topárselo. Decidido apuró el paso, en los bolsillos de su chamarra apretó los puños y juntó la quijada al pecho para evitar la embestida del aire frío. Al pasar cerca de la mujer, ésta le dijo:
- ándale, papacito, vamos un rato, pa que se te quite el frío,...
Sebastián – incómodo- le dijo:
- Noo,....otro día...
La mujer, enfadada, replicó....
- ¡...nche culero,....pero se te ha de podrir el fierro...!
Sebastián se alejó, riéndose de la expresión de la mujer y ya más aliviado de pasar por ese trance.
Días después, Sebastián, comenzó a preocuparse, ya había tenido algunos intentos de fornicar con su mujer y se quedaba a medio camino, esto nunca le había pasado. Después de mucho pensarlo, no sin pena, le confesó a Leonidas, su compañero de trabajo, su honda pena.
¡Ay Lión...fíjate que ya tengo varios días que nomás no se me hace con la vieja, pa mi que me maloriaron ...
Y le narró sucintamente lo de aquella noche cuando encontró a la damisela noctívaga. Leonidas le recomendó un a curandero, famoso por el rumbo: Chalo, el del Puente del Carmen. Allá se dirigió Sebastián arrastrando su vergüenza.
Sebastián llegó ante Chalo, quien le hizo varias preguntas y concluyó que, efectivamente, la misteriosa mujer, desdeñada por Sebastián, había puesto un mal para disminuirlo sexualmente. Sin embargo, él –le dijo- tenía el remedio y en el acto comenzó el tratamiento. En el cuartucho maloliente, Sebastián desnudo, era objeto de los afanes del brujo: inteligibles rezos, sahumerios, frotaciones de Chalo, sobre –claro- el exánime miembro viril de Sebastián.
Y luego...., inquirí a Sebas, qué más te hizo?
- Pos, ya luego,... que crees? Se me empezó a parar...bien dura se puso y Chalo me la apretó y preguntó: ¿pa cuanto tiempo la quieres?
-¿Cómo?,… le pregunté...
-Si, dijo el brujo, la quieres que dure pa media hora, una hora o más...
-No, pos lo más que dure... -apresuré a decir. Y siguió aventándole rezos y más rezos, hasta que dijo:
-Ya stá lista.
Entonces que se baja el pantalón el brujo, me pone el trasero y me dice,
-Pos...ora...¡cálala!
- y... qui sites?
- Pos... que se la arrequinto!!
Datos del Cuento
  • Categoría: Cómicos
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