I Los preliminares
Como recordarán mi último fin de semana en el Hospital de niños Roberto del Río yo ya estaba entregado, esa es al verdad, me entregaba a mi destino y solo le pedía a Dios fuerzas para soportarlo, ya que mi duda no era si me iba a ir bien o mal sino que mi conducta frente a la certeza de la derrota. En fin, mi camino era claro. Yo iba a insistir, de eso estaba seguro, seguiría hasta el final todas las posibilidades que tuviera para aprobar el pregrado.
Llegó el día señalado, me levante de noche, preparado, con los nervios listos para la acción. Mi mente solo se centraba en la figura pequeña y funesta de la Dra. González, quién con toda seguridad sería la persona encargada de dirigir la comisión que decidiría mi futuro inmediato. Me puse el traje que me acompaña en todas las grandes ocasiones, me tome mi media tableta de Clonazepán y me dirigí hacia el epicentro del estrés para aquel entonces.
Cuando llegue al Hospital, me encamine inmediatamente a las inmediaciones de la secretaría y me presenté audazmente. La Dra. González salía en aquel momento y su mirada inquisidora me recorrió por entero, aprobándome. Me sentí mucho mejor. Me saludo y me dijo que la siguiera. Nos dirigimos a pie hasta el piso 4: Lactantes. Afortunadamente gracias al buen tino de la Doctora fuimos al sector A, un lugar más amable. Me asignó el paciente, una niña de unos 4 años, y salió de la sala. Yo, tupido como estaba por los nervios, cometí mi único gran error: no me lave las manos; una estupidez en suma. Bueno, me fije que la niña estaba con oxigeno así que inmediatamente me forme un esquema mental de un cuadro respiratorio. En el examen físico la auscultación era muy clara, con fuertes crepitaciones bibasales por lo que el diagnóstico se perfilaba claramente. Lentamente el Sol se comenzó a infiltrar por las ventanas que daban a los niños, al mismo tiempo que la fuerza crecía en mi interior. Salimos de la sala y la Doctora dijo, contenta, “esta saliendo el sol”. Nos encerramos en una pequeña sala que queda junto al pasillo, nos sentamos y la Doctora principió a leerme la anamnesis de la pequeña; un cuadro arrastrado donde la Bronconeumonía se olía a kilómetros de distancia. Con voz reposada termino de leerla y me preguntó:
- ¿En que piensas?-
- En una Bronconeumonía Bacteriana, yo le dije.
- Y en que agentes
- En Estreptococo Pneumonia, dije yo, guiándome por la prevalencia.
- ¿Y en cual otro?
- En Micoplasma- dije yo, tomando en cuenta la edad de la niña.
Sonrió discretamente y note que había dado en el clavo. Bueno, ya más tranquila comenzó a hacerme preguntas sobre características de una Bronconeumonía por Mycoplasma. Yo le contesté que esperaría una presentación arrastrada y en la Radiografía de Tórax una infiltración intersticial e hiperinsuflación. Estaba satisfecha. Me preguntó por el examen que yo pediría y le conteste que IgE para Mycoplasma, bueno me equivoque, ya que según Iván Castillo es IgM. En ese momento no me dijo nada pero su pequeña figura brillaba. Me dijo que había otro examen, y me lo nombró, pero no lo recuerdo. Por último me preguntó por el tratamiento a lo que yo, con gran seguridad respondí “Eritromicina”. Bajamos en una atmósfera francamente amable y me preparé para el segundo gran paso.
II La Comisión
Me senté en el sillón de la secretaría hasta que los actores del 2º acto llegaran, En primer lugar apareció el Neonatólogo, el Dr. Burgos, quién me saludo en forma amable, luego la Cirujano Infantil, La Dra. Carmen Rostión. Ella se acercó a conversar conmigo y me dijo “esta vez te va a ir bien”, a lo que yo le respondí que era mi primer Pregrado. Se puso un poco rara y me miró como un bicho raro. Esperamos que llegara Luisa Schonhaut, la encargada de los consultorios periféricos, Al final apareció con su cara de Alemanota y su gran figura. Entraron en la oficina dela Dra. González , Estaban completos, los 4. Me hicieron pasar. La atmósfera era muy agradable, y si bien yo estaba aun con la guardia en alto, es cierto q ue me sentía más calmado. El primero en tomar la palabra fue el Dr. Burgos, quién me pregunto por el manejo de un niño con Hiperbilirrubinemia o ictericia. Me preguntó con que valor se va a fototerapia. Yo sentí una voz en mi interior que me decia el numero 15 .
-15 mg/dl le respondí yo, a lo que sonrió
-¿Y que valor esperas para suspender la fototerapia?
-A 12 mg/dl- le respondí
-Bueno, en realidad a lo mejor eso seria esperar demasiado. Uno espera hasta tener dos muestras de sangre que muestren que la bilirrubina va en descenso.
Debe haber notado que la ictericia no era mi fuerte por lo que cambió de tema.
-¿Qué características esperas en un Recién Nacido Séptico?
-Ictericia, convulsiones, Moro alterado, ileo, hipo o hipertermia, Distress respiratorio – le respondí eso y otras que ya no me acuerdo.
-¿cuál será la conducta a seguir?-
-Tomar Hemograma, PCR, Hemocultivos, Radiografía de Tórax , examen de orina.
-¿Y cual sería el tratamiento empírico?-
-Ampicilina 200 mg/dl y Gentamicina- me apresuré a responder.
Asintió satisfecho y dijo que no tenia más preguntas. Luego le toco el turno a la Dra. Rostión. Yo ya estaba bastante más tranquilo. Ella me miro a través de sus ojos claros y me dijo – Tu pasaste por cirugía Plástica-
Yo me sentí incapaz de articular palabra ya que presentí lo que vendría, así que solo asentí.
-¿Cual es la clasificación de fisuras de paladar?-
-Fisuras que incluyen el labio y el paladar duro o primario, luego fisuras que comprometen todo el paladar y tercero fisuras que comprometen solo el paladar blando. En cuarto lugar tenemos fisuras raras.
-¿Qué le dirías a la mamá con respecto a la alimentación?-
Esta era una pregunta que no salía en los libros, así que me concentre. Vino a mi memoria la imagen que ví en Neonatología en la que estaba una madre con su niño con labio leporino alimentándolo al lado de la incubadora.
-Bueno, que debe tener cuidado con las infecciones, pero que debe alimentarlo-respondí
Noté un relajo general cuando dije esto
-Claro que hay que alimentarlo- dijo la Dra. Rostión –Muy bien-...-¿Cómo diferenciamos una hernia inguinal de un hidrocele testicular?-
-Por medio de la transiluminación – le dije, a lo que asintió. En realidad debería haber agregado que la hernia compromete solo el polo superior del testículo, en cambio el hidrocele compromete todo el testículo afectado. Bueno, pero en ese momento se me olvido.
-Esta bien-dijo ella.
En ese minuto yo ya estaba frenético de alegría...Pasé, ese era mi único pensamiento.
Al final tomo la palabra la Dra. Schonhaut que me dijo:
-¿Qué piensas en un niño que en vez de subir 1 kilo, sube 600 gr., con lo que se cambia de carril?-
-Bueno-dije yo-Hay que preguntar la talla de los padres-
-Sí, pero ¿que mas es importante?-
-La alimentación- le respondí yo
-Sí , ¿qué más?-
-La actividad física-
-Sí, la actividad física es muy importante, pero falta algo-
A esto yo no le supe responder
-Antecedentes de enfermedades que haya tenido-
Agache la cabeza, pero en mi interior ya estaba decidido. Era un hecho que había pasado.
-Bueno y ¿cómo preparamos la papilla? –Me pregunto Luisa Schonhaut.
-Bueno con cereales, aceite, una pizca de sal y agua.
-Bien, no más preguntas-
-Espere afuera- me indico la Dra. González
Yo salí frenético y me senté en el mismo sillón donde tantas angustias había pasado momento antes. Estaba seguro de que había pasado, pero igual mantenía la guardia en alto.
Se asomo la Dra. González y me dijo:
-Entra Rodrigo-
Entre y me senté en una atmósfera francamente positiva.
-Bueno Rodrigo-me dijo la Dra. González-diste un excelente examen-
Yo pensé que me iban a poner un siete.
-Te sacaste un seis cinco-
Yo suspire... ni en mis sueños más descabellados esperé tener esa nota. Me pare y noté que querían algo más. Salude con la mano al Dr. Burgos quien me miró cálidamente. Me acerqué a la Dra. González y por primera vez me fue dado el apreciar la maravillosa pequeñez de que esta conformada. La salude con un beso en la mejilla. Después a la Dra. Schonhaut. No lo hice con la Dra. Rostión porque ella se mantuvo al margen. Aun me estoy cuestionando la actitud de la Dra. Rostión. Ahora que estoy más tranquilo creo que se debe a que en una visita de sala con el jefe se Servicio yo me puse nervioso y no le presente el paciente, sino que lo hizo la becada, siendo que la Dra. Rostión me había encargado expresamente a mi que lo hiciera .Fue un error y creo que puede deberse a eso. Bueno pero la verdad es que yo estaba, después del examen, demasiado contento para notarlo. Me dieron ganas de hacer una reverencia pero me contuve, aunque después, ya más tranquilo, pienso que debería haberla hecho. No lo pude soportar más y salí de esa pequeña sala donde tantas cosas pasaron en tan poco tiempo. Me despedí de Gertru, la secretaria, y fui a buscar mis cosas.
III Epiólogo.
Es curioso, pero en vez de estar contento me invadió una sensación de responsabilidad. El solo hecho de pensar que tenía que estar presentándome en Endocrinología al otro día me llenaba con una sensación de continuidad. Así que me despedí en medicina de los becados. El Dr. Molina, varón egregio, se acercó y me preguntó:
-¿Cómo le fue?-
-Bien-
-¿Y?-
-Un seis cinco- le dije
-Bueno doctor- me dijo- espero que cuando no sepa algo diga NO SE-
Esto refiriéndose a que le Viernes anterior me tuvo como quince minutos con un caso, que no tenia respuesta pues le faltaban datos, y lo que el quería era que yo le dijera No sé.
Bueno, el asunto es que me despedí de esa, mi última pasada en el Pregrado de Pediatría y salí por fin de ese hospital. El Sol ya estaba alto y era un nuevo día ... y una nueva vida.
FIN