Gotas de lluvia corren por mis mejillas, mientras miro el moribundo y rosado sol del ocaso hundido en la alta hierba de un prado. La risa de unos niños acaricia la brisa y pone música al arcoiris, la cinta de pelo de los ángeles. A mis espaldas, un bosque de alfombra de hojarasca me susurra canciones de otro tiempo, gota a gota se va el rocío de sus hojas, la vida se duerme en sus entrañas. Pronto saldrá la luna, ya prepara su saco de estrellas. Por fin me dejó la tristeza, tristeza y miedo que horadaban mi alma, los problemas de ayer y mañaña se fueron con ellos, ya solo con mi felicidad me han dejado.

Canon de Pachebel