Cándido peregrino de los cinco continentes,
tu sueño galo, de las gárgolas cautivo,
un acercamiento y abres fuego sobre palacios ingentes.
Emperador y Cuasimodo adjudicados en tu dispositivo.
Libres, iguales, hermanos, clamaron a la brisa,
Marchando por el bulevar, en el barrio latino,
Los revolucionarios de antaño hoy corren aprisa,
Empeñados en sustentar la treta, el fino ardid de un ladino.
Legionarios perpetuos, alineados en rocas,
Sabiduría del viejo druida.
Una fortaleza, inexpugnable como pocas.
Forajido, haz de pagar en oro o emprende la huida.
Lutesia, faro, obelisco de elegancia y perfidia.
Frente a ti, un truhán, sarraceno, incultura,
Y sobre el borde del sena, triunfa la gula y la desidia.
Una torre, una ópera, una inconmensurable ruptura.