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Categoría: Urbanos

Paseos inesperados

Apenas llegué a mi casa encontré una carta en donde toda mi familia se había ido inesperadamente fuera de la ciudad por una semana. Anotaban que los padres de mi esposa estaban en sus últimos días y que deseaban ver a todas sus hijas y abuelos juntos. Como ya me conocían no me pidieron que fuera a darles el alcance, ellos sabían que no me gustaba mis suegros, es que yo, según ellos, nunca fui la pareja soñada para casarme con su especial hijita.

No sé, pero era la primera vez que estaba solo en la casa. Me había acostumbrado a escuchar la bulla que hacían mis dos hijas y mirar el rostro agotado de mi mujer... Felizmente la perra me recibió como siempre, jalonándome la ropa y lamiéndome mis manos. Yo siempre que la perra se me tiraba le daba una patada y se iba tranquila, pero esta vez sentí las ganas de acariciarla, y así lo hice. Luego, me preparé la comida, prendí la TV, y antes de acostarme me di cuenta que la perra con los ojos enchufados en mí. "Pobrecita - pensé - nadie la saca a pasear... Bueno, un paseíto, puede tapar este vacío que siento...". Cogí la correa de la perra y me dispuse a salir a la calle para dar un par de vueltas por el parque que estaba a dos cuadras de mi casa.

Es bonito hacer las cosas sin haberlas planeado. Esa noche no sé porqué me la pasé paseando hasta el amanecer con mi perra, fue lindo llegar hasta la playa, ver como amanecía el día, a la gente joven y vieja que salía a hacer sus deportes, era bello... quizás porque fue la primera vez que lo hice, no lo sé, pero aquella experiencia me gustó y durante toda la semana que duró la ausencia de mi familia, mi perra y yo fuimos testigos de cosas buenas, malas y fea, pero en cada una de las cosas que nos pasaron la vivimos con total intensidad, como si los dos fueran niños, hermanos, o algo así...

Recuerdo en una de esas en que por casualidad encontré a un viejo amigo de la infancia que se había abandonado a la vida perdida de las drogas y el alcohol. Un impulso me hizo llamarle y él volteó y como si una escama se le hubiera caído de todo su cuerpo pude verlo como cuando salíamos de la universidad rumbo hacia nuestras casas, repletos de libros para estudiar toda la noche, vísperas de unos exámenes finales o parciales... Pero verlo así me dio ganas de abrazarlo y decirle que igual lo quería, no sé pero en circunstancias extrañas uno se expresa de manera tan impredecible como aquella vez. Con mi amigo y mi perra nos quedamos charlando durante toda la noche y quedamos en encontrarnos al día siguiente pero no vino ni le volví a ver jamás. También aquella vez en que fuimos testigos de un robo en una casa. Fue tan increíble ver tamaña osadía de personas así como uno que cambia su vida para siempre al dar semejante pasó hacia el abismo del mal... Aquella vez tuve suerte que no nos vean y como las luces de la casa estaban apagadas, supuse que no había nadie, por eso es que cogí mi celular y llamé a emergencia; antes, me vi cara a cara con uno de los asaltantes, su rostro estaba lleno de miedo, nervioso como si fuera a ir que le corten la cabeza, vi que todos estaban drogándose antes de hacer lo que tenían que hacer y les vi que sacaban sus armas, listos para cualquier problema. Y allí estaba yo, cara a cara con aquel delincuente que por suerte pude reconocer como un amigo de mi hermano menor... No sé por qué le dije: "Hola", con las manos, a lo que él también alzó sus manos y me devolvió el saludo. Luego, llamé a emergencia y los vi como todos se escabullían como ratas por las calles oscuras, pero el amigo de mi hermano hizo algo diferente, se me acercó y como si nada hubiera pasado comenzamos a conversar de las épocas pasadas... Luego, desapareció como si fuera una sombra de la noche…

Hay tantas cosas que vi durante aquella semana que me dí cuenta que la vida que llevaba estaba tan limitada, que había todo un universo sobre mi cabecita, que la gente mas que vivir moría día a día, y, desde aquel día me dije que nunca mas iba a despreciar las oportunidades en que la soledad me invita hacia callejones llenos de sorpresa, y siempre acompañado de un amigo, mi perra en este caso...



Surquillo, enero del 2005.
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 13187
  • Fecha: 30-01-2005
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 5.36
  • Votos: 58
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1309
  • Valoración:
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