Una fría neblina llegaba desde la bahía atravesando los bosques, esa noche había tenido una fuerte discursión ella salió tan rápido de casa que no le dió tiempo a coger las llaves de la puerta. Ultimamente Lucía no hablaba mucho con su pareja y cuando tenía una conversación con David siempre pasaba lo mismo, discutían y ella se pasaba muchas horas mirando y el cielo estrellado, típico de las noches de verano en Ibiza.
Lucía tiene 20 años y es diseñadora gráfica, siempre fué una chica muy rara y enamorada del mar, con cambios de humor sin embargo David era un chico más tranquilo, apacible y paciente.
Son pareja desde hace 1 año, empezaron a convivir muy pronto, todos sabía que era muy precipitado pero para ella y para él nunca le importaron lo que la gente hablase y opinase.
Esa noche Lucía estaba sentada en las rocas del acantilado, delante de ella tenía un paisaje precioso muy bello, la playa abajo y el mar en calma, la noche estrellada y la neblina le daba un aspecto muy romántico y a la vez temeroso, la luna se reflejaba en las olas del mar. Al ver esto tan bello no pudo contener las lágrimas, llevaba una semana muy mala, en el trabajo no le salían las cosas bien y había una temporada que no hablaba con su padre (aunque siempre se han llevado muy mal).
Hacía calor y bajó a la playa a darse un buen baño. Su sorpresa fué mayor al ver a un chico joven nadando tranquilamente, no se le podía ver quién era, pero los reflejos de la luna le dejaban ver una bonita mirada, en la cara de Lucía asomó una sonrisa y se tumbó en la arena. Aquel hombre desconocido salió del mar, buscaba su ropa, pudo ver entre las rocas una figura humana, asustado pensado que alguien le había espiado, se acercó silenciosamente y el susto fué para los dos, Lucía pudo ver el cuerpo esbelto y musculoso de su desconocido, era un chico muy atractivo y joven, ella se levantó de la arena y el hombre también se fijó en ese frágil cuerpo, la verdad es que Lucía era una mujer muy guapa dueña de un lindo cuerpo.
Los dos se gustaron mutuamente y como si se conocieran de toda la vida, se sentaron en una esquina a hablar de sus vidas (ya que el muchacho había visto las lágrimas bajando por las mejillas de Lucía). Después de una larga conversación, él la combence para que se metan juntos al mar, Lucía se quitó el vestido de seda blanco y se metió al mar con ropa interior, sus cabellos mojados y el agua resbalando por la aterciopelada piel, provocó una extraña sensación en el desconocido que podía ver unos grandes ojos verdes muy lindos, se sumergió y llegó hasta ella, los dos se fundieron en un apasionado beso bajo la luna llena, esa noche había sido una noche inolvidable.
Lucía llegó a casa dos horas después, con un brillo en los ojos, que se podía pensar que eran ojos de enamorada. David movió la cabeza con lentitud, sonriendo pero con los ojos tristes y llorosos, pensaba que ella hablaría con él, pero no fué así, Lucía entró en casa y sin dirigir palabra subió al cuarto, la discursión había sido fuerte y ella no tenía pensado ceder, a parte, su mente estaba ocupada por ese desconocido que la había echo sentir mujer.
David estaba tan disgustado por aquella llegada que cogió el coche y se fué a beber para olvidar su pena, lo que nunca esperaría es que perdería el control del coche y se estrellaría con tra un muro de piedra que había a las afueras del pueblo, el impacto fué muy grave, había quedado incosciente con una gran brecha en la cabeza.
El teléfono de casa rompió el silencio de la mañana, Lucía pensó que ya la reclamaban en el trabajo, fué grande su sorpresa, no encontrar a David en casa, normalmente estaba sentado en un banco que tenían en el jardín, leyendo el periódico y tomando su café con leche y un azucarillo, pero esa mañana no estaba. Cogió el teléfono, sus grandes ojos verdes se tornaron rojos y lloroso, le había comunicado que su novio estaba muy grave en el hospital.
Subió las escaleras de tres en tres y se vistió con una rapidez que jamás había tenido, nerviosa y llorando encendió el coche y no tardó más de 15 minutos en llegar.
Enseguida le informaron de todo, David tenía una contusión muy grave en el encéfalo, probablemente perdería la vista, eso si llegaba a sobrevivir... una costilla se le rompió y le rasgó una arteria, estaban operándole cuando Lucía llegó.
La espera era larga e interminable, ella no podía parar de pensar en la discursión, en el desconocido, en todo. Estaban pasando una mala racha, no era justo que le pasara eso a él, era muy bueno y no merecía eso, creía que todo era culpa de ella, engañó a David y aún por encima, estaba en la mesa de operaciones luchando por su propia vida.
La espera fué larga pero llegó a su fin, la enfermera le dice que ya lo han llevado a su habitación: "Muy bien, entonces lléveme a verlo" Esas fueron sus últimas palabras, por lo menos fueron las últimas que pronunció conmigo.
Entró a la habitación, David estaba dormido, el olor del perfume de Lucía lo despertó enseguida, la conocía por su indiscriptible fragancia a rosas. Estaba enganchado a mil máquinas, Lucía quería sentirse bien, la única manera era contarle todo...mientras Lucía hablaba los ojos de su novio se llenaron de lágrimas, el corazón le dió un vuelco y sin saber el motivo sufrió una parada cardíaca, Lucía asustada salió corriendo de esa pálida habitación, estaba confusa y se fué al mismo sitio donde había conocido a su desconocido, el día se estaba nublando y una oscura nube gris trajo la lluvia a la bahía, se acercaba una fuerte tormenta de verano.
Tenía un dolor muy fuerte dentro de ella, se sentía muy mal, confusa, nerviosa, sola, culpable de todo lo ocurrido, levantó la vista y encontró una pequeña barca de pescador, sin dudarlo dos veces se echó al mar embrabecido, quería estar sola, necesitaba tener la mente en blanco y ¿en qué mejor sitio que su amado mar?
No volví a verla nunca más en mi vida, ella quería tanto al mar, le gustaba tanto, hasta creo que quería estar tan cerca de ese mundo acuático del que todavía no conocemos todos su secretos, tanto quería y le fascibana su soñado mar, que este le traicionó, de pequeña soñaba con ser parte de el mar, ahora ya lo es...
Esa bahía fué testigo de un encuentro amoroso y hoy en día esa playa es recordada por muchas parejas, también en esa bahía recae una bonita y a la vez triste leyenda amorosa sobre una joven confusa que sólo quería ser feliz cerca del mar.
Era un ser tan especial y bello tanto por dentro como por fuera que el mar se la llevó consigo, por eso el mar es precioso, misterioso y bello, porque todo lo bonito se lo queda para él, y ahora, cuando el mar embrabece, dicen que es Lucía llorando su pecado.