Ruiseñores que cantan al alba el primer día de tu ausencia, jilgueros de colores con cierto tono a gris tristeza, un sol como apagado que desprende rayos de luz y pena que ilumina mi habitación que sigue estando oscura, porque tu ya no estas aquí. Te fuiste, con el adiós de una carta sellada en carmín; nunca tan pocas palabras me hicieron llorar tanto. Y puede que pienses que soy un crápula de esos que no sienten, de esos que callan para no mentir cada vez que traigo el abrigo con aroma de mujer, , sóque tengo el corazón en formollo para latir. Y quizás sea así, pero leo tu carta, y mi alma encoge al oírte decir palabras que suenan a verdad y dolores un maldito trozo de papel, Y me quedo pensando que hice mal, y me arrepiento, pero arrepentirse no basta, pero es lo único que sé hacer. Cambiaría mi vida si supiera cambiarla, quedarme en casa un domingo cualquiera queriéndote, olvidando las parrandas de sexo y polvos de estrella, olvidando el dolor de quedarte sola echándome de menos. Sé que no te merezco, pero te necesito, y he vivido equivocado, viviendo en el desierto como quien vive en un mar de arena, como el pez que cree que la vida sólo es un litro de agua dentro de una pecera. Hay algo mas, diosas que viven en la tierra, tú por ejemplo, y yo un pequeño diablo sin intenciones, pero que hacen el mismo daño. Y sin embargo lloro porque me he quemado en mi propio infierno, jugando a mezclar sentimientos como quien hace una ensalada, extraño sabor amargo, con un toque de soledad. Y uno no sabe lo que tiene, sólo lo que tenía. Es el dolor de perderte lo que me ha recordado que existías. Igual es tarde para clamar al dios de turno un poco de clemencia, que en el fondo te quería, pensando en ti sin darme cuenta que me importas mucho mas de lo que yo creía que se puede amar a una mujer. Y sé que el tiempo añejo no se recupera, pero el tiempo venidero cura cicatrices, igual la cura es el olvido, y olvidar a alguien como yo, quizás sea fácil, pero olvidarte sería como pedirle a un político que devuelva lo robado, pero lo imposible a veces se cumple, y quizás mañana amanezca por el sol por el oeste, y vuelvas a escuchar mis palabras de perdón escritas en una lágrima, porque todavía siento lo que los expertos llaman amor. Y sé que no es suficiente echarte de menos cuando antes te echaba de más, y te entiendo que no te haya dejado un buen recuerdo de mi peor yo, y que esta la única vez que habrás escuchado salir algo sincero de mis labios, aparte de esos besos de pasión que te daba cuando nos enamoramos. Y salí buscando en otras casas lo que tenía en la mía, y el egoísmo corrió en mi contra, y en la tuya, y ahora sé que aun te quiero como no supe demostrarte que te quise antes. Pecados de un calavera