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Categoría: Terror

Pedido extraño

Mi nombre es Luciano A. Sena. Soy conocido como "el asesino de la medianoche" para los medios pero yo no dejo de declararme inocente. Yo amaba a mi novia y si la maté con dos puñales
fue solo porque ella me lo pidió. Y esto no es una justificación, pero yo tampoco quería hacerlo... hasta que supe con qué clase de mujer salía.
Aquella noche era demasiado oscura y la luna no estaba en el cielo. No era mala señal, pero se acercaba la noche de la Fiesta de Todos los Muertos Inocentes y no era agradable estar despierto. Ella me llamó alrededor de las 23:00 hs pidiéndome que fuera inmediatamente a su casa. ¿Qué podía pensar? Imaginé que una emergencia la aflijía y corrí a la parada del primer colectivo 29. A la media hora llegué a su departamento y la escena que presencié me impactó de sobremanera. Mi novia, Alejandra, estaba acostada boca arriba con un montón de velas encendidas alrededor de su cuerpo. En cada mano sostenía un puñal y se había hecho varios cortes en el cuerpo.
-Mi amor, esta es la noche de las ánimas. - me dijo. - Necesito que me mates con estos cuchillos, así puedo unirme al Viento de los que No Quieren Descansar.
-¡Estás loca! ¿Qué te pasa?
Entonces me confesó que ella pertenecía a una secta llamada "tribudar", adoradora de seres místicos y dioses paganos demoníacos. De acuerdo a su tradición, una joven debía ser sacrificada en honor a tales nefastas deidades... y era a mí a quien pedía que llevara a cabo tan horrenda acción. Para ella sería un honor formar parte del Viento de Los Que No quieren Descansar.
Yo hice el ademán de retirarme, pero... sin que supiera como, ella hizo un gesto extraño, pronunció una frase que aun hoy recuerdo (dijo "lamba hamba") y, quien sabe por qué, la puerta de entrada comenzó a prenderse fuego. Un crucifijo que colgaba de mi cuello se volvió incandescente y debí quitármelo porque me quemaba la piel. Quise salir por la ventana, pero mi novia logró que el vidrio permaneciera cerrado.
-No tenés salida. Haceme este favor... o puedo usar mis poderes en tu contra.
Me resistí a tocarla siquiera. Acababa de comprobar que realmente tenía poderes similares a los que se le atribuían a los practicantes de brujería y quería huir de allí cuanto antes espantado. De todas formas sabía que no tenía escapatoria.
-Conosco a toda tu familia. A todos tus amigos. Puedo hacerles daño desde kilómetros de distancia. Solo una cosa podés hacer para salvarlos.
Ella me tendió los cuchillos para que yo los tomara. Recordé que ella siempre llevaba un extraño medallón que no dejaba que nadie tocara. A pesar de ser una baratija, yo siempre me sentí intrigado el por qué de tanto valor afectivo hacia tal porquería. Sabía donde lo guardaba, por lo que me abalancé hacia su mesita de luz. Ella pudo leer mis pensamientos -supongo que los hechizos que practicaba le permitían, además, dominar el arte de la telepatía - y supo que yo sospechaba que aquél medallón concentraba algun tipo de energía que le permitía hacer sus sortilegios. Revolvía yo los cajones, buscándolo, cuando ella comenzó a morderme, a arañarme y golpearme. Jamás creí que tuviera tanta fuerza. Reaccionando instintivamente la ataqué con uno de los cuchillos y ella lo recibió dando un jadeo más propio de un orgasmo que de una puñalada.
-Perfecto. Ahora solo te falta acuchillarme con el otro.
El medallón apareció ante mí y yo, impávido, no supe que hacer. Decidí rápidamente arrojarlo por el ventaluz a la calle. Al impactar con el suelo hizo una pequeña explosión... pero todo el departamento comenzó a arder.
-¡Sos un idiota! - me gritó ella. - ¡Ahora liberaste más de cien demonios!
Yo por ese entonces estaba horrorizado. Ella me explicó que su deber era proteger ese medallón, en donde desde milenios permanecían encerrados dioses enemigos a los suyos. Esos dioses eran adorados por otras sectas deseosas de liberarlos y solo yo lo había logrado. Por último, dijo que los únicos que podrían destruírlos serían aquellos a los cuales ellla adoraba. Pero para eso necesitaban ser fortalecidos... con un sacrificio humano.
Por eso la maté, y aunque la policía me busca, soy consiente de que fuerzas más terribles luchan día a día y no tengo tanto miedo de la justicia de los hombres. Pero duermo atormentado, preguntándome qué deidad realmente ganará esas luchas titánicas y cual será el destino real de toda la Humanidad.
Datos del Cuento
  • Autor: No Sugar
  • Código: 9154
  • Fecha: 22-05-2004
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.51
  • Votos: 65
  • Envios: 4
  • Lecturas: 3773
  • Valoración:
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