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Pedir con arte

Nota: Versionado de un cuento urbano caraqueño.

Caracas, la otrora sucursal del cielo ahora es una jungla de cemento donde se da cita la más variada jauría urbana, Quien viaja por hacer turismo de morral en las camioneticas o transporte público de Caracas se va a encontrar con seguridad a vendedores que subiendo intespectivamente en alguna parada se ponen ya sea a ofrecer lápices, libretas, chocolates y otros dulces casi invariablemente a nombre de una asociación que se esfuerza por ayudar a jóvenes drogadictos aunque una que otra vez, los vendedores se atreven a confesar motivos absolutamente personales. Pero también se ha puesto de moda que el medio de transporte público se convierta en espacio para lanzar demandas ante problemas de salud, divulgando a boca de jarro el fracaso de la seguridad social y medica nacional y por esta razón exigiendo al corazón piadoso un poco de dinero para poder sufragar una una medicina, un equipo quirúrgico o para la propia operación. Hasta hace poco había sido testigo del discurso de hombres y mujeres con tensión alta, deficiencias visuales, madres de niñas con labios leporinos, y hasta un hombre que sin desparpajo hizo una doble solicitud: por su rótula y una hernia inguinal, que tuvo a bien mostrarnos.

Aun cuando me harta tanta pedidera, entiendo la lógica que subyace: los autores ven en esa estrategia la manera más rápida de solventar sus
tristes situaciones.

Pero hace unos pocos días una mujer de unos 40 años, rompió la monotonía del método hasta ahora habitual de pedir limosnas a bordo de un autobús. Bien vestida y maquillada, con una belleza sin igual para su edad, interrumpió -para empezar su discurso- con un buenas tardes señores pasajeros". -Quisiera pedirles su atención por un momento- dijo mientras trataba de cubrir a todos con su mirada. "Yo soy una madre divorciada y con tres hijos, que cuenta con un pequeño negocio que permite pagar la deuda del apartamento, el colegio de los muchachos, su alimentación y una o dos salidas al centro comercial al mes. Lo que ganó no me permite otros gastos, mucho menos ahorrar.

- Y se preguntarán- continuó, "¿en qué podemos ayudar a esta mujer? Pues sucede que estoy teniendo un grave problema de autoestima que está afectando notablemente mi desempeño profesional y mi capacidad de conocer gente y -por supuesto- tener un amante".

A todas estas, la gente comenzó a tener interés, la mujer calzaba unos muy elegantes zapatos Gucci, la cartera Manui Damón sudafricana era única en estos lares sudamericanos, y un muy fino traje de la venezolana Carolina Herrera terminaba de investir a aquella diva de una realeza urbana incuestionable.
Continuó diciendo la mujer

- A cada uno de mis hijos los amamanté diligentemente por más de seis meses. En cada oportunidad mis senos brindaron toda la leche necesaria, más la lujuria de mi ex esposo también adicto a la leche materna les hizo trabajar de manera extra por lo cual el suministro del vital liquido se multiplicó y mis senos adquirieron notables volúmenes. Una vez finalizado el ciclo, ellos dejaron de ser los senos que tan orgullosa ostenté antes de mi primer embarazo, por razones de física, química y biología se redujeron a su mínima expresión. Cada día cuando me los encuentro en el espejo me sorprendo de lo feo que están, y por ello siento miedo en mostrarme desnuda ante un hombre.

Desde hace ya dos años -cuando se inició mi divorcio- no he vuelto a tener sexo". Por eso quisiera solicitarle su colaboración para pagar la operación que me lleve a colocarme unas buenas tetas de 300 c.c. de siliconas, que me hagan lucir más joven, más bella, más apetecible para los hombres y que me permitan reinventar las noches de placer.

Todo eso lo dijo con voz firme y un demostrado optimismo, antes de dar una estocada sorprendente a quienes la mirábamos atentos: -¡esto es lo que quiero cambiar!, primero miren esta belleza - y acto seguido fue subiendo su camisa, mostrando un vientre plano, con un ombligo perfecto y deseable y una piel lozana y con apariencia de duraznos maduros, pero de pronto abrió su camisa con violencia e hizo aparecer unos senos aplastados, caídos y desproporcionados; unas tetas horrorosas.
Hombres y mujeres sacaron sus carteras.

Yo puse 20 mil pesos.
Datos del Cuento
  • Categoría: Cómicos
  • Media: 6.01
  • Votos: 79
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Comentarios


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4 comentarios. Página 1 de 1
Jesus Gomez
invitado-Jesus Gomez 04-11-2004 00:00:00

Jejejejejejje, me rio, me rio y me requete rio, jejejejeje, muy bueno, me rio hasta por el codo, jejejejejejeje

Indiana
invitado-Indiana 04-11-2004 00:00:00

jajajajajajaj..jajajajja...PEDIR CON ARTE???? SERA PEDIR SIN-VERGUENZA...JAJAJAJAJAJJAJA

María Eugenia
invitado-María Eugenia 04-11-2004 00:00:00

Lo que Felix justifica Le sobra mucha razón De que vale una pechuga Si le falta su sasón.

Pau 2
invitado-Pau 2 04-11-2004 00:00:00

"PEDIR CON ARTE"(EDDY GARCÍA) La protagonista pidió con arte y el autor la acompañó con un relato a la misma altura. Qué bueno reír un rato!!! Gracias. Pau

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