Pedrito caminaba descalzo por la calle pedregosa, con la tierra caliente. Sus pies ya estaban acostumbrados a pisar todo lo que la tierra escondía. Todos los días caminaba por esos caminos que a ningún lado lo llevaban. Se acercaba a la gente que por allí pasaba y le pedía dinero para comer. En las noches dormía en las calles solitarias y oscuras. Pedrito era un niño solitario y abandonado. Sus padres se habían ido muy lejos, y lo habían dejado con una tía, prometiéndole que pronto volverían por él. Pasaron dos años y no volvieron, su tía lo maltrataba mucho y tuvo que fugarse de la casa. Casi no comía, dormía muy poco, y se escondía cuando veía a la policía. No quería que lo regresaran a la casa de su tía, porque era una bruja mala, tampoco quería ir a la cárcel. Prefería estar en la calle aunque le diera frío y se ahogara de calor en esas tardes tan calurosas. Hoy tenía mucha hambre y frío. Se puso un abrigo viejo y roto, que le había regalado una señora que lo vio llorando de frío en una esquina. Pero aun así sentía mucho frío, el dolor de estómago por el hambre que tenia le molestaba mucho más. Se sentó en una esquina de la calle para ver la gente pasar y pedirle dinero para comer. Se sentía muy mal.
En eso pasó por allí un hombre gordo y barbudo. Vio al niño temblando de frío. Se acerco a él. Pedrito le dijo: "Por favor ayúdeme. Tengo frío y mucha hambre. No he comido en tres días." El hombre gordo y barbudo replico: "¿Dónde vives y donde están tus padres?" Pedrito contesto: "No tengo casa, vivo en la calle. Mis padres se fueron para otro país y me abandonaron. Prometieron que venían por mi, pero nunca llegaron." "Entonces no tienes familia." "Tengo una tía - contesto Pedrito- pero es muy mala. Me pegaba y me trataba muy mal, por eso me fugué de la casa." El señor gordo y barbudo se puso muy triste. "Dime criatura, ¿cómo te llamas y donde duermes?" Sonriendo, con una sonrisa cansada, respondió: "Me llamo Pedrito y duermo en cualquier esquina, me gusta dormir cerca de las casas grandes, me escondo entre los arbustos." El hombre gordo y barbudo, le dijo: "Hijito, ¿sabes que día es hoy?" "No sé que día es hoy, no sé en que año estamos. Solo sé que tengo hambre, frío y mucho sueño." Al terminar de hablar, Pedrito se desmayo al lado de aquel hombre gordo y barbudo.
El hombre gordo y barbudo, casi llorando, lo tomo entre sus brazos. Aquel niño ardía en fiebre y estaba muy pálido. Se lo llevo a su casa. Una casa grande, de muchos colores y bonita. Allí Pedrito estuvo en cama tres días, muy enfermo. Cuando se recupero miro para todos lados. Se asombro al verse acostado en una cama dorada y grande, bien bonita, con sábanas rojas. En el cuarto había muchos adornos bonitos. Cuando se iba a levantar, apareció aquel hombre gordo y barbudo, venia con comida en una bandeja. "Hijito no lo hagas. Has estado muy enfermito. Quédate en la cama y comete estos alimentos, te darán más energías y estarás mucho mejor." Por primera vez Pedrito sonrió con más fuerza y felicidad. "Ya estoy bien señor. Gracias por cuidarme. ¿Vive usted aquí?" El gordo barbudo río a carcajadas y dijo: "Una vez al año vivo en esta casa, en este tiempo tengo mucho trabajo. Después me voy y al año para estas fechas regreso. Le traigo regalos a los niños como tú." Pedrito también río y dijo: "Ya sé quien eres, tu nombre es Papá Noel." "Jjo - dijo papá Noel - ¿Cómo lo adivinaste?" Pedrito se puso un poco triste. "Porque Papá Noel viene en navidad a traerle juguetes y regalos a los niños. Nunca a mi me trajo nada, porque mis padres eran muy pobres, y mi mamá me decía, que papá Noel no visita a los niños pobres."
Papá Noel besó con mucho cariño la cabeza de Pedrito y dijo: "Papá Noel quiere mucho a los niños, a veces tiene tanto trabajo que se olvida de algunos niños, pero tengo a mis ayudantes, para que me ayuden con todos los niños. Porque yo solo no puedo. Todos los niños deben tener un regalo para navidad, sean pobres o sean ricos. Dime Pedrito, ¿qué quieres que te regale mañana, día de navidad?" Pedrito comenzó a llorar amargamente. "Papá Noel tú eres muy bueno. Aunque nunca me hayas regalado nada. Me has dado de comer, ya no tengo hambre. Me cubriste con sábanas rojas, ya no tengo frío. Pero me falta algo muy importante en mi vida. No sé si podrás regalármelo." Sonriendo papá Noel le dijo: "Tratare de complacerte hijo mío. Dime,¿que es eso tan importante que quieres que te regale?" Sin dejar de llorar, Pedrito replico: "Papá Noel, no quiero juguetes, nunca los he tenido, no me interesa. Yo lo que quiero es volver a ver a mamá y a papá." Papá Noel sintió que algunas lágrimas comenzaban a mojar su rostro. "Mañana es navidad. Voy a hablar con mis ayudantes, revisaré mis trineos. Quizás te pueda llevar a donde se encuentran tus papás. Come y descansa, si puedo, esta noche te vengo a buscar." Pedrito sonrió con lágrimas de felicidad en sus ojitos inocentes. El cansancio lo venció y se quedo profundamente dormido. En la madrugada un ruido fuerte lo despertó. Escucho la risa de su gran amigo Papá Noel. "Jjo, aquí estoy en mi trineo y con mis ayudantes." Pedrito abrió los ojos. Se asombro mucho. Papá Noel estaba vestido todo de rojo, con su barba blanca y sus dientes brillaban como diamantes. En su espalda llevaba una bolsa grande, llena de regalos, pequeños, medianos, y grandes. Estaba sentado en uno de sus trineos, conducido por dos grandes venados. "¡Papá Noel, que lindo se ve tu trineo de colores, y tú también te ves muy bonito con tu traje rojo."
"Gracias mi querido Pedrito. Es hora de irme, tengo que repartir todos estos regalos." Pedrito se sentó en su cama dorada. "Yo voy contigo, quiero ayudarte, pero antes, por favor, llévame a buscar a mi mamá y a mi papá." Papá Noel volvió a reír, mientras decía: "Jjo, eres aún muy pequeño para ser mi ayudante. Pero lo que te prometí lo he cumplido. Cierra tus ojitos y no los abras hasta que yo te diga." Pedrito cerró sus ojitos por un ratito. Papá Noel entonces le dijo: "Hijito, puedes abrir tus ojos." Pedrito abrió los ojos. ¡Que sorpresa! Frente a él estaba su mamá y su papá. Pedrito corrió llorando a los brazos de sus padres. "¡Papá, mamá, que alegría! ¡Cuanta falta me han echo! ¡Los quiero mucho, por favor, no me dejen solo otra vez!" "¡Jamás, jamás hijo mío, perdóname!" El papá llorando dijo: "Tú también nos hiciste mucha falta, nunca más te dejaremos solo.¡Perdónanos hijito querido!"
Pedrito los besó y les dijo cuanto sufrió por no haberlos tenido a su lado. Entonces se acordó de papá Noel y lo busco para abrazarlo y darle las gracias por haberle traído a sus padres queridos. Pero de momento se escucho un fuerte ruido, papá Noel se había ido mientras se oía decir: "Jjo. ¡Feliz navidad y mucho amor y felicidad!" Pedrito se puso triste. "Se fue papá Noel, no pude darle un abrazo y darle las gracias por el más bello regalo de navidad. Estar junto a mi mamá y a mi papá." La mamá replico: "Él sabe que tú estás muy feliz y contento, y eso para Papá Noel vale más que darle las gracias." Papá dijo: "Si hijo, él sabe que tú estás muy agradecido. Vamos a nuestra casa hijo. Esta será nuestra mejor navidad." Cuando iban de salida, vieron frente a la puerta tres grandes regalos. Pedrito exclamo muy emocionado: ¡Papá, mamá, papá Noel nos ha dejado regalos! Son tres regalos, uno para ti mamá, otro para ti papá, y el más grande es para mi. Papá Noel es muy bueno." Papá y mamá estaban bien contentos. ¿Saben ustedes niños quien es Papá Noel? Aquí en los Estados Unidos se llama Santa Claus.
Fin.
El cuento fantasia estuvo bien ya que Papa Noe no esiste. Gracias poe el relato tonto.