¿Debo escribir con rabia en las manos? No lo se, a veces me siento frente al computador y solo dejo pasear mis dedos sobre el teclado, entonces de muy dentro de mi afloran las palabras que me sorprenden a mi mismo cuando las leo después.
¿Es acaso diferente a mi mismo ese ser que vive prisionero dentro de mi? Ese es el que de vez en cuando logra escapar para mostrarme que lo que afuera reviste no es ni una pizca de lo que en realidad hay en el interior. Tengo rabia, un sentimiento que me es adverso, que me hace daño y que aunque trato a veces no puedo controlar, me pregunto entonces que produce tan oscuro sentimiento, ¿será acaso el inmenso peso de mi propio fracaso?
¿Cómo puedo describir lo que siento?
Comienzan por temblarme los labios, las plantas de mis manos se ponen frías y sudorosas y mi corazón comienza a hacer cabriolas, me da miedo de no se que, y se que tengo que luchar con un monstruo que vive dentro de mi y que tengo atado con las cadenas de la cordura, quiero gritar más mi ego no me deja, ¿Ese es Eddy? Aquel que pasó por el cadalso sin ser tocado, que en valle de sombras ha caminado y ha sido rescatado por la misericordia de Dios se da el lujo ahora de sentir rabia, que tonto, mira como corre la adrenalina por sus venas, creando canas, trayendo arrugas prematuras, no, no, no...
Así, meditando poco a poco vuelve la calma, se apacigua mi espíritu, y comprendo nuevamente que el tiempo es muy corto, y que no podemos darnos ese lujo, amor si, llanto de vez en cuando, diariamente al menos una sonora risa, esa es medicina que alegra el alma y purifica el espíritu, pero la rabia no está dentro de mis prerrogativas, a ese demonio lo ato con esas cadenas que se me dio permiso usar mediante el supremo sacrificio documentado en el Libro de los libros.
Salmo 34:14 Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
Vuelve la calma, mi espíritu se sosiega y vuelvo a ser feliz.