"Cuando veo a los ciegos, con una mano cogiendo su bastón, y con la otra mendigando con una tacita azul, entre la acera y la pista… Cuando veo a los locos alzando sus dos brazos, tratando de abrazar, besar, amar el aire que respiran... me pregunto: si soy yo quien está ciego, si soy yo quien o está loco..."
"Cuando veo a un perro callejero cruzando la pista llena de autos, me pregunto si no desearan morirse, o tan solo gustan de arriesgar su vida sin razón... Le miro con pesar, quizás yo sea quien camina por la vida arriesgando mi atención, mi tiempo en cosas sin gran importancia y sin razón..."
“Qué será de mi cuando llegue a ser anciano y no pueda comer por mí mismo ni dormir sin tomar pastillas… Habrá una mano que me de de comer, y un lugar donde pueda descansar… No lo sé. Por eso, me causa pena aquellos que se cogen de aquello que se gasta, como la carne y los pensamientos… cuando es el corazón lo que hay que cuidar y querer como si fuera un amigo, una planta, un niño…”
“Nunca llegaré a ser rico ni pobre, pero siempre miraré el cielo y pisaré la tierra en que vivo, y ya sin cargas ni pesares podré sonreír con verdadera libertad…”
“Mis padres siempre me observan como si fuera un niño, es verdad, soy un niño… Y yo veo a mis padres como niños, y eso, también es verdad, aunque continúen jugando a ser mis padres…”
“Tengo tantos libros en mi casa, tantos amigos en la calle, tanto trabajo en mi vida, tantos amores vividos intensamente que… me pregunto: por qué algunas veces me siento tan triste y solitario…”
“El primer recuerdo que me viene desde que nací es aquel en que estoy mirando, desde algún cuarto y a través de dos tubos negros… una cara gigantesca, unas manos poderosas, y siento un dolor incontrolable, luces, sonidos irritantes; un lugar totalmente insoportable, cubierto por una tela almidonada, frazadas con pelos molestando mis ojos y nariz, y un ahogo constante por respirar… y siento que cada instante estoy muriendo y volviendo a nacer… Hasta que me veo pasar solo, caminando tras esas manos gigantescas y poderosas, cayéndome una y otra vez, para luego gritar el por qué no puedo dejar de sentir dolor… ¿por qué? Y así continúo, hasta que salgo a una calle rodeando de la gente de manos poderosas y no entiendo lo que veo… Todos son colores, sonidos, fríos, calores, sudores y nuevamente siento que muero y vuelvo a nacer… Hasta que me veo correr como si flotara en el aire y es hermoso, siento libertad, ir de un lado hacia otro, es bello… Me veo escapar de las manos poderosas y corro sin parar hasta sentir que el lugar que me rodea tiene otro olor, sonido, color, y siento que más allá hay otro mundo, un lugar misterioso y, quizás, más adelante lo pueda conocer…
Eso es lo que pensaba cuando repasaba mis primeros recuerdos, y ahora que veo a un niño, no le digo nada, el mundo es muy duro, lleno de decisiones y acciones y reacciones… Quizás él llegue a agradar a la mayoría, y reciba la gloria de los hombres, pero nada mas…
Uno tiene que vivir como se debe, aprendiendo a valorar lo importante que es este aliento, pues, sólo él nos acompañará el resto del camino… así como lo ha hecho desde que puedo recordar…”
San Isidro, agosto del 2005