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Categoría: Románticos

Pequeña Mara

Sentado sobre el brazo vencido de un àrbol que yace en la vereda de enfrente y apoyando la cabeza sobre sus manos, con la mirada perdida en algùn rincòn de su pesamiento, como si el mismo dolor los hubiese unido, nada parece existir para Andrès, que no puede contener su llanto y sòlo intenta construir los trozos de su destrozo; cuando la lluvia se ha dejado caer tan suavemente como si el cielo se hubiese puesto a llorar con èl.No es un misterio su desconsuelo, todos los que lo conocen comprenden a medias el momento amargo por el que atraviesa y ninguno se atreve a romper su silencio. Ha intentado de mil maneras llegar hasta ella y conquistar su corazòn.Fuè como si el destino lo hubiese escogido para que Marìa Clara tuviera la experiencia maravillosa de estar enamorada.
Se conocieron una tarde saliendo del cine, a èl le llamò la atencion la forma en que ella reìa y comentaba con sus amigas algunas escenas de la pelìcula, de pronto se miraron y una sonrisa se instalò en sus rostros,ninguno de los dos hizo màs que eso, entonces ella se alejò con Cintia,su prima, mientras que Andrès contemplaba la forma en que lo hacìa, tan plàcida y tan bella con sus cabellos dorados cubrièndole los hombros y pesando en el cielo de sus ojos y la inosencia de su mirada. Sus amigos le hablaban sin que tuvieran respuesta alguna, hasta que uno de ellos lo sacò de su èxtasis tomàndolo de los brazos y gritàndole a la cara ¡Hey, ni que hubieras visto un àngel! Andrès sòlo sonriò y comenzò a caminar con los demàs. Cuando sus pensamientos se acomodaron un poco, volviò la vista atràs y ella ya no estaba, se lanzò a correr hacia la esquina e intentò encontrarla pero Marìa Clara ya se habia ido con su padre que la estaba esperando en ese lugar; se tomò de la cabeza con las manos y angustiado pensò -¡soy un tonto, como no le preguntè su nombre o a què colegio va ... no lo puedo creer!- Desde ese dìa Andrès, comenzò a buscarla por doquier. Se enamorò tan locamente de esa niña que no se perdonarìa si no la encontraba.Se parò enfrente de cada colegio para ver si la veìa salir de alguno de ellos.Caminò sin rumbo por las calles de la ciudad por si acaso se encontraba con ella. Fuè a cada baile de colegio o de fin de semana sin dejar de preguntar por esa chica de quièn se habìa enamorado con sòlo verla. Hasta que una tarde se sintiò tan abatido que tratò de autoconvencerse de que todo lo que siguiera intentando serìa en vano, habìa pasado un mes y medio desde aquel encuentro y era como perseguir un imposible, un espejismo de su mente, siguiò caminando, con las manos en los bolsillos de su pantalòn y pateando piedras en una pequeña playa que estaba a unas pocas cuadras de su casa, era una tarde frìa y el lugar se encontraba solitario, se sentò en la arena a pensar en aquel dulce rostro y se preguntaba si su amigo en aquella oportunidad no habrìa tenido razòn y aquel encuentro fuè sòlo la visiòn de un àngel, y decidiò olvidarse de ella.
La mañana siguiente se levantò temprano como todos los dìas para ir al colegio,el sol estaba radiante y unas nubes muy blancas adornaban el cielo.Todo era normal para los demàs, la reuniòn de amigos en el recreo y el comentario del baile del fin de semana: los arreglos, las rupturas, las nuevas conquistas ... nadie paraba de hablar contando cada uno lo suyo.Andrès, sentado en un banco de una de las galerìas del colegio se alegraba a medias por la felicidad de los demàs.Sonò el timbre y todos volvieron al salòn, el profesor de literatura los estaba esperando y cuando todos estubieron sentados se dirigiò a la clase y les anunciò la incrporaciòn de una nueva compañera que venìa de un colegio de la ciudad vecina ¡demos la bienvenida a Marìa Clara ! -dijo- quièn entraba acompañada de la directora y mientras èsta hablaba, Andrès sintiò que todo el cuerpo se le aflojaba y las manos traspiradas le temblaban al verla allì parada frente a èl, la impaciencia por hablarle lo abrumaba.Entonces se puso de piè, pidiò disculpas a la directora y mirando a los ojos a su amada le dijo "serìa un honor que aceptes sentarte a mi lado" Marìa Clara sonriò y se dirigiò a su lado -¡hola! y gracias- respondiò algo nerviosa ella tambièn, se sentò junto a ella y se quedò miràndola embelezado sin escuchar lo que explicaba el profesor.Al fin sonò el timbre de salida. Todos se apresuraron hacia ella saludàndola y dàndole la bienvenida.Sòlo faltaban cuatro meses para terminar el año.Cuando al fin la dejaron respirar se acercò Andrès y le propuso acompañarla hasta su casa.Algo le decìa que no debìa perder tiempo y la invitò al cine esa misma tarde.Ese fuè el inicio de una relaciòn maravillosa para los dos.La vivieron dìa por dìa .El pasaba a buscarla todas las mañanas e iban juntos al colegio siempre riendo de algo y tomados de la mano.Estudiaban juntos, ella aclaraba todas sus dudas y èl admiraba su inteligencia.Caminaban descalzos por la arena y siempre soñando con el futuro que tendrìan juntos.Se despertò un sentimiento muy profundo en ellos.Cada vez que cumplìan un nuevo mes de noviazgo se regalaban algo especial y en dos dìas cumplirìan tres meses,Andrès quiso regalarle un anillo de compromiso el màs bello que pudo comprar -èste es el anillo perfecto para mi pequeña Mara- Cuando llegò el dìa,con mucho entusiasmo fuè a buscarla al lugar de sus encuentros,la viò y caminò hacia ella lo màs silenciosamente posible,pero que ella lo oyera llegar fuè casi imposible, era como que escuchaba de èl hasta sus pensamientos pues habìa entre ellos una conexiòn màgica que no alcanzaban a comprender. La tomò de las manos y con làgrimas en los ojos le dijo -Pequeña Mara, èste cintillo que te obsequio en èste momento es el testimonio del amor que te tengo y que el tuyo permita que adorne tus manos parasiempre-la emociòn de Marìa Clara fuè tan grande que se descompuso y le pidiò que la llevara a su casa inmediatamente,asustado pidiò ayuda y la llevò.Sus padres se movilizaron ràpidamente, como si supieran lo que debìan hacer y le pidieron que volviera a su casa que ellos le tendrìan informado.Luego de tres dìas logrò encontrar a Laura, la mamà de Marìa Clara, en la casa. Un temor inexplicable lo inundò ese momento y ella sin poder hablar lo abrazò muy fuerte y con la voz quebrada comenzò a contarle que unos meses atràs habìan venido a consultar a su hermano que es especialista es Cirugìa Neurològica por unos dolores que de pronto comenzò a sentir Clara en la cabeza y durante los tres dìas que estubieron allì le hicieron todo tipo de estudios -le decìa Laura- pero Andrès la oìa y no la escuchaba pensando que se trataba de una pesadilla, un mal sueño del que querìa despertar, ya entonces su caso era irreversible-continuò Laura- y el desenlace podrìa ocurrir en cualquier momento -no habìa nada en absoluto que la ciencia pudiera hacer por ella- mi hermano sòlo sugiriò que le dièramos cuanto ella pidiera si acaso un viaje, tenemos los medios para hacerlo pero lo ùnico que pidiò fuè el traslado al colegio al que asistìas -para estar cerca del chico de quièn se habìa enamorado- a pesar del dolor que ambos sentìan Laura le estaba agradecida por la felicidad que èl le diò a su ùnica hija y al mismo tiempo le suplicaba que la perdonara por no haberle dicho la condiciòn de su hija.Andrès no comprendìa lo injusto de todo esto, el no poder verla por ùltima vez y decirle cuànto la amaba, pero Clara asì se lo habìa pedido a sus padres,no quiso que èl la viera sufrir y en su ùltimo aliento besò el anillo que èl le regalò.
Como un alma que sòlo pasa por la vida, caminò por horas e inconcientemente pasò por cada lugar en que habìan estado juntos y en cada sitio veìa su rostro y escuchaba su risa, y su llanto era incontenible, hasta que reaccionò y pensando que serìan las ùltimas horas junto a ella, fuè a su casa y se puso el traje que usarìa para ella en el baile de egresados, luego de peinar prolijamente su cabello fuè a comprar tres pimpollos blancos para llevàrselo, significaban los tres meses de amor puro que tuvo con ella. Laura la vistiò muy bella, lucìa como un àngel,Andrès le puso las rosas entre sus delicadas manos y le diò en la frente un eterno beso; se quedò allì miràndola y acariciàndola por mucho tiempo.El velatorio de Marìa Clara fuè muy emotivo, todos los amigos que habìa hecho en ese corto tiempo estaban allì, tambièn los anteriores,era una criatura que se hizo querer por todos,tenìa un encanto especial al que nadie podìa resistir.
Andrès se cruzò para estar solo, se sentò sobre el tronco de un àrbol y sin poder dejar de llorar, apoyò su cabeza en sus manos mirando hacia abajo, luego de un rato sus amigos se acercaron y en silencio se quedaron junto a èl. Fuè entonces cuando comenzò a caer una suave llovizna, como si el cielo hubiese decidido llorar con èl.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 6.26
  • Votos: 72
  • Envios: 3
  • Lecturas: 6336
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