TARDE O TEMPRANO, EL MALO
SERÁ CASTIGADO; MÁS LA
DESCENDENCIA DE LOS JUSTOS
SERÁ LIBRADA...
PROVERBIOS:11:21
En la ciudad de los amargados vivía un ser muy interesante. Llegó una tarde lluviosa, fría y alborotada por los terribles truenos y relámpagos. Era una tipo raro, extraño. Negro como la noche más oscura, alto como una palma, flaco y erguido, con una brocha afinada por bigote... llegó bajo una enorme sombrilla, en su boca el humo salía por sus dos amplios rotos de su nariz, fumaba un habano... el olor se quedó con la sala del bar de Marcudio...
__¡Buenas tardes caballeros!-dijo a un grupo de paisanos que bebían y jugaban villar...
Se dirigió al cantinero y le dijo:
__¡Sirvale un trago a cada uno de los presente!
La cara de Marcudio resplandeció de alegría, aquella tarde no había hecho buenas ventas...
Así, uno a uno fue recibiendo su bebida...
Afuera seguía la lluvia. Azotaba el techo con ira, la luz de los rayos penetraba por todas partes, parecía que Dios ensayaba para el juicio final...
Todos miraban al extraño quien tranquilamente, sentado cerca de la bellonera escuchaba aquel disco que le traía tan buenos recuerdos...
"El que nace pa chivo
del cielo le caen los
cuernos"
En su rostro se veía su gozo, su alegría, a veces daba un golpe en la mesa...reía, reía..
Y de nuevo su voz se quedó con el silencio del bar...
__Sírvale otro trago a mis amigos....
Marcudio gozaba, no cabía en sus pantalones, la alegría invadió su cuerpo... hasta sacó un queso casi podrido que guardaba y un pedazó de salchichón ya negro por el tiempo... le pasó un poco de agua y lo sirvió...
Los presentes, unos veinte infelices se sorprendieron del gesto de aquel hombre que no escupía por no gastar salivas... hasta le decían
que no pudo procrear a un hijo porque echaba la leche en polvo...
La noche zumbaba, la lluvia tomaba un descanso, los truenos dejaron de sonar...
Y allá, cerca de la bellonera el extraño visitante de la noche echaba otro disco:
" Que me la peguen pero que no me dejen"
Todo era un vacilón... todos se reían a carcajadas, todos celebraban la música... y el extraño pedía y pedía...
A Marcudio se le borró la sonrisa de sus labios, daba vueltas y vueltas... caminaba de una esquina a otra... estaba desesperado... miraba al extraño, éste le respondía con una sonrisa, un saludo, una llamarada de humo...
Entonces el bigotudo se acercó a la barra, miró al gordiflón dueño del bar...
__Estás preocupado hombre, tu cara ha cambiado de semblante...¿Qué te sucede?
Entonces metió la mano al bolsillo y sacó un paquete de billetes norteamericanos, billetes de cien, cincuenta, veinte, diez, cinco... y extendió la mano, le entregó cinco de cien...
¿Te da con esto, mi amigo?
Marcudio casi se caga en los pantalones, la lengua se le enredó en la boca, hasta dejó escapar un leve silbido por su trasero que se combinó con la peste del cigarro del extranjero y convirtió el bar casi en una letrina de campo...
Jamás, en toda su puta vida había visto cinco billetes de cien, eso no hacía en todo el año, porque allí, aquellos vagos no gastaban casi nada, sólo iban a olvidar sus penas...
Un aplauso se apoderó del bar... ¡Viva el bigutudo!¡Vida nuestro amigo!...
El hombre hizo silencio... se colocó en el medio del bar... ordenó que bajaran el volumen de la bellonera, se quitó el sombrero, se arregló el bigote, lanzó un salivón sobre la mesa de villar y exclamó...
Gracias amigos... ninguno de ustedes me conoce, ni yo conozco a ninguno de ustedes... así que es mejor que no nos conozcamo... Mi nombre es Chano, pero mis panas me llaman Perfecto, el cornudo feliz... y créamen soy cornudo y además soy muy feliz...
La multitud de los ebrios rieron... pero la mirada del cornudo los hizo callar...
__Soy Perfecto López... vivo en el más allá del más aca...osea, en el mismo carajo...donde todos los caminos conducen a un motel y en donde todas las mujeres del barrio van a purificar sus almas y a olvidarse de los maridos... incluyendo mi mujer...
Ella me lo dijo un día cuando le pregunté, bueno... dónde rayos trabajas que llegas de madrugada y a veces ni te apareces...
__No preguntes, no te importa lo que hago, nunca te ha importado, nunca me dices nada, ni una palabra de amor, ni una caricia, sólo reproches, insultos, golpes...toma el dinero... es lo que te gusta para gastarlo con tus malditos amigos...mira, hoy gané mucho...tómalo...
El cornudo los miró, sus miradas eran fijas, el tiempo se detuvo... sacó el montón de billetes, ven...soy feliz...soy feliz...ella me la pega...
ja,ja,ja... me la pega...soy un buen marido...
le doy el espacio a mi pareja, la dejo que disfrute...ja,ja,ja...no la celo, no la sigo,
...la quiero...
Nadie dijo una palabra...todos callaron al ver las lágrimas del extraño correr por sus mejillas...
Por mi madre, ¡qué la quiero!...
Volvió la lluvia, el viento sopló con más fuerza... hubo silencio... el extraño tomó la sombrilla, encendió otro habano... metió sus manos en el bolsillo y sacando varios billetes los lanzó al vacío... allá quedaron los borrachos, dándose golpes... y el extraño siguió su camino...silencioso, fumando...sin saber dónde estaba...feliz, contento...y seguía cantando... "¡que me la pegue, pero que no me deje"!
Fin