aunque no os lo creáis, el miedo te alcanza tarde o temprano, quieras o no quieras, y te muestra la realidad de lo que eres. lo que me sucedió, es algo que en mi vida olvidaré. resultó ser que en un día de verano, estando de vacaciones en el campo con mis padres, vimos a un grupo de perros que siempre rondaban por donde estábamos a partir de las once en adelante, y digo las once porque siempre se oía a esa hora desde otro lado los aullidos de ellos rasgando la tranquilidad de la noche. una noche decidí quedarme levantado pero escondido para ver que hacían todas las noches aquellos perros en los alrededores, y me quedé de piedra cuando ví que, todos colaboraban, como si de una orden se tratara a desenterrar algo, cuya vista mia no divisó bien por el hecho de que lo que escarbaban era algo envuelto en una gruesa lona, pero tenía la intuición de ser algo sospechoso. intrigado por la curiosidad y pálido por el miedo, no tuve más remedio que seguirles a distancia, escondiéndome de rama en rama, mirando sus amenazadoras bocas que sujetaban y arrastraban con fuerza la lona, hasta que llegaron a un descampado, se pararon, se pusieron todos en un círculo, y como si de una urgencia se tratara echaron a correr en dirección a la lona y a deshacerla para ver su premio. yo me asusté, porque lo primero que ví fueron unos pies que asomaban por debajo de la lona y a medida que la desgarraban, se veía el cuerpomás descubierto, hasta que llegaron a destapar la cabeza: era yo, siendo descuartizado por aquellos perros, que me acosaban con sus afilados dientes y me tireban de un lado a otro mientras yo me dejaba vencer. cuando me desperté al día siguiente le dí las gracias a Dios de que solamente fuera un sueño, de lo contrario ya hubiera estado en la otra vida sin poder evitarlo...