- ¿No podemos quedarnos a charlar un ratillo más?
- NO, no quiero volver a verte.
Sin duda, no era la mejor... persona (si hay que atribuirle tal alago) ni el mejor amigo. Ni yo misma sentí pena por él.
Cuando nos conocimos a mitad de año, siempre me había parecido un chico muy distinto a los demás. Era... diferente. No podía explicar su caracter, pues averiguarlo me costaba lo suyo. Y cuando pensaba que llegaba al fondo de su corazón, algo cambiaba y me hacía pensar otra cosa de sus sentimientos.
- Mis sentimientos es lo único de lo que no puedo hablar. Es un secreto que no puedo compartir.
Eso solía decir, en vez de expresar abiertamente lo que sentía. Eso no me gustaba.
Siempre trataba de ayudarlo, en lo bueno y en lo malo, y cuando nos peleabamos, siempre decía que lo hacía por conveniencia. Un chico particular, sin lugar a dudas. Un día, se enfadó con todos los chicos que había en nuestra universidad, todos los de nuestra clase. Siempre estaba allí para apoyarle.
Mi mejor amiga. Eso era lo que yo era para él. ¿Y él para mi? Pues lo mismo, pero sentía que tampoco lo conocía del todo.
Más tarde me dí cuenta de que mi amiga, mi mejor amiga, se había enamorado de él. Y al parecer, él de ella. Pero el tiempo pasaba, y él declaraba que la quería, pero no hacía nada al respecto. Así pues, un día dejó de hablarle a ella y se limitó a odiarla. Eso no me gustó, pero quería seguir conociendolo. No pasaron ni dos semanas, y otra de mis amigas se enamoró de él. La misma historia de siempre. Un día me atreví a preguntarle:
- Si no te interesan mis amigas, ¿por qué les haces falsas ilusiones?
Y simplemente respondió que no quería hacerles daño. Pero el daño lo había echo dejándolas de hablar. Juré no enamorarme JAMÁS de esa criatura. No puede decir abiertamente TE QUIERO, ni aunque le importe demasiado.
El tiempo pasó, y fue mi mejor amigo en todo. Nos ayudábamos, nos dabamos consejos e incluso me iba más con él que con mis amigas. Éramos el uno para el otro, y sentí, para muy mal, que me había enamorado. La misma historia, me dijeron mis amigas. Al igualq ue yo pensé, que quizas con la confianza que le dí, podría confiar en mí. Y una vez más, me dio ilusiones. Pensé que yo era.. especial para él. Sin lugar a dudas, supe pronto que no lo era, pues empezó a concentrarse en otra y a mandarme bien lejos. ¿Conveniencia? Quizás. Mi mejor amigo, o eso pienso, me engañó a mí y a mis mejores amigas. Despues de todo el curso, se atrevió a declarar que él no tenía amigos y que estaba solo. Y pues tiene razón, pues su única AMIGA, o es así como me atrevo a llamarle, la perdió por no ser sincero, y por actuar antes con la cabeza, que con el corazón.
Hoy a día, puedo reconocer que no conozco muy bien, a mi mejor amigo...