Secretamente se recluyó en Tailandia, donde se hizo construir un bunker de hormigón y, rodeándose de una breve elite de profesionales, se aisló del mundo.

Durante años, nadie en absoluto oyó hablar de él.

Fue en una bochornosa tarde de Febrero, en Costa Rica, que un breve pero intenso resplandor llamó la atención de un policía aburrido y acalorado. Su asombro fue ingente cuando advirtió que de la cegadora luz emergió un gato gris con una cinta roja en su cuello caminando rumbo a un extraño sujeto vestido de negro, con gafas de sol y gorra azul. El individuo tomó en sus brazos al animal y desapareció en la entrada de un estrecho callejón sin salida. Cuando el policía llegó al callejón, de no más de tres metros de ancho y compuesto de paredes desnudas de cinco metros de altura, no había rastros ni del sujeto ni del gato.

Era una de esas tardes en las que nada pasaba y la cosa transcurría por carriles normales para el alto ejecutivo de una de las pocas multinacionales que habían participado del Proyecto Dazman y se habían salvado. El teléfono sonó y el anuncio de una comunicación desde Costa Rica, uno de los lugares donde solía veranear con frecuencia junto a su familia, asombró al encumbrado funcionario privado. Tenía perfil amigable y siempre dejaba contactos en los lugares que visitaba para que le pasaran información que supusieran de algún interés. Si resultaba de esta manera, él bonificaba los datos aportados. De esta manera y a lo largo de treinta años había logrado no pocos beneficios personales en la empresa para la cual trabajaba.

No se imaginaba, ni en sus sueños más delirantes, lo que estaba por escuchar.

Colgó el auricular y salió disparado de su oficina.

El allanamiento del bunker de Dazman se produjo una semana después, hubo que presionar mucho diplomáticamente a Tailandia para lograr que permitieran el ingreso de las tropas de asalto, pero nadie imaginaba lo que se iba a encontrar dentro…

Treinta y un profesionales fueron arrestados junto a Dazman acusados de crímenes de lesa humanidad… Y no era para menos.

Dazman lo había explicitado claramente: Hacía falta creatividad, imaginación, noción de la belleza… Dotes del cerebro humano.

En el bunker había cincuenta y tres, magistral y aterradoramente mantenidos en suspensión animada, perfectamente vivos y trabajando para Dazman. Cada uno monitoreado por sofisticados sistemas electrónicos y controlados por poderosas computadoras convencionales, todo en red.

“Creatividad, imaginación…” .

Las palabras resonaban con espanto en los oídos de quienes presenciaban el horror.

Los cuerpos despojados de sus cerebros se encontraban prolijamente alineados en una cámara frigorífica a la espera de su inhumación.

Dazman lo había logrado, trasladaba objetos a través del espacio/tiempo. Antes de incendiar todo, se permitió el ingreso a muchos científicos que se percataron del completo éxito del proyecto de Dazman.

Exitoso, macabro, atroz…

Quienes estuvieron en el bunker debieron firmar contratos de silencio so pena de cárcel y así el mundo nunca se enteró del horror. Tailandia hasta negó la existencia del bunker, las presiones fueron formidables.

Dazman fue ejecutado quince años después acusado de homicidio simple, su identidad suplantada por el verdadero homicida que fue “desaparecido” en las sombras del mismo presidio que habitaba el científico y sus muchos colaboradores abandonados a su suerte en una remota y salvaje isla del pacífico donde no tardaron en sucumbir ante el hambre y las fieras del lugar.

Treinta años después una resonante empresa de un país central, del cual un encumbrado científico que había sido ejecutado por la ley era oriundo, anunciaba oficialmente que poseía la tecnología para arrancar el proyecto “DES-MAT” (desmaterialización / materialización) que haría posible el transporte de la materia a través del plano espacio / tiempo como una de sus beneficios.

Paralelamente este mismo país firmaba con Tailandia y África convenios de inmigración masivos debido a la superpoblación existente en estos estados.

El mundo aplaudió la iniciativa y exaltó la humana sensibilidad de este país, potencia mundial.