La señora Flora para hacer un puré, monto dos papas en una olla con agua, y tapando el recipiente prendió fuego a la hornilla y se fue a barrer.
Rosendo, el hijo de la señora Flora, excavando en el jardín encontró dos piedras, y para presentar su experimento en el colegio, las echó en una olla con agua, prendió la hornilla y se fue a su habitación a continuar su trabajo de investigación.
La señora Flora, soltó la escoba y fue a la cocina a revisar sus papas, como estaban duras todavía, subió la llama de la cocina y siguió barriendo el patio de la casa.
Rosendo salió de la habitación, tomó un pedazo de alambre para palpar la dureza de sus piedras y así concluir su experimento escolar.
La señora Flora volvió a la cocina, y al notar que sus papas no habían ablandado, decidió retirarlas de la cocina porque con papas duras como piedra era imposible hacer un puré.
Rosendo escribió en la conclusión de su informe que las piedras son ricas en minerales, que desprenden partículas que son absorbidas por el agua y que ablandan su textura al exponerlas al fuego, porque eran blandas como papas.
La señora Flora reclamó a su esposo para que se fije bien cuando vaya al mercado a comprar papas.
Rosendo inconforme con la evaluación que le colocó su maestra, y la retó a que hiciera el experimento en presencia suya.
Queda entonces demostrado que entre piedras y papas hay grandes diferencias que terminan en un almuerzo sin puré y una mala calificación.
Quién esté libre de pecado que lance la primera papa.