-Miguel, estoy esperando tu trabajo.
Cuando oyó que lo llamaban, el niño salió de su pupitre y se acercó, muy nervioso, a la mesa de la maestra:
-Señorita...es...que...
Miguel no se había atrevido a entregar su trabajo, porque el papel que llevaba en la mano estaba muy arrugado; porque el nunca había podido presentar bien sus ejercicios; porque, no sabía como, en sus hojas y en sus cuadernos siempreflorecían los borrones, las tachaduras y las manchas. Casi todos los niños se rieron al ver aquel papel tan arrugado. Pero, cuando Miguel comenzó a leer su poema, sus compañeros enmudecieron.
Y, cuando habló de la alegría de las cig{ueñas en las torres, del campo nevado de margaritas,
y de las mariposas del aire, todos gritaron:
-¡¡Primavera!!
Y, cuando habló del mar dorado de espigas,
del dorado sudor de los hombres y mujeresque trabajan en los campos, todos gritaron:
-¡¡Verano!!
Y, cuando habló de los largos cabellos del viento, de la tormenta de hojas, y de los árboles desnudos, todos gritaron:
-¡¡Otoño!!
Y, cuando habló de las semillas dormidas bajo la tierra nevada,
soñando con sus tallos, las hojas y flores,
que lucirian en primavera.
-¡¡Invierno!!
Y todos aplaudieron.
Las palabras de aquel poema estaban llenas de vida y destilaban una música muy suave. Por eso, los niños y niñas y la maestra olvidaron que aquel poema estaba escrito en un papel arrugado
Vaya lección de humildad Copo8886, tienes razón, aún en papel arrugado la sensibilidad siempre brilla. Precioso, me encantó, mis felicitaciones.