Si me llamas para preguntarme qué tal estoy, si me llamas para saber de mi, si me llamas para emocionarnos juntas con algo bueno sucedido en la vida, si me llamas para que compartamos una sonrisa hablando de las cosas bellas que rotan a nuestro lado, yo te contesto, yo me tomo un café contigo, yo te respondo, yo me alegro de haber recuperado la confianza, me alegro de que tus saltos y distancias en el tiempo los motive solo un respeto hacia mi persona.

Pero si me llamas para reirte de mi, si me llamas para volver a apretarme el corazón, si me llamas para contarme más sobre él, para apretar aún más si puedes la herida, si me llamas porque te inquieta no controlarme, no saber dónde estoy, no controlarle a él, no saber dónde está, si me llamas porque te imaginas... ¡dios sabe qué nueva paranoia en tu vida! con la que incomodarme e intentar de nuevo que me ahogue en desilusiones, o si me llamas para tratar de aliviar tu conciencia porque no puedes con el peso de tanto daño, si me demuestras además con tu insistencia el poco respeto y cariño que me tienes, si tan solo me llamas para burlarte de mis sentimientos y asegurarte de que sigo sin conectar con ninguno de tus amigos, si solo me llamas para eso...

Yo te digo: ¡ponte en mi lugar!, ponte en el lugar de las personas que sufren intentando salir a solas de una historia en donde las espaldas de los amigos juegan el papel más importante de un cariño no recuperado. Ponte en el lugar de quienes callan para no herir, de quienes no utilizan a las personas para crear inquietudes, de quienes suspiran por dentro deseando que todo termine de forma conciliadora y cercana. Ponte en el lugar de quienes reciben reproches en palabras o silencios sin saber porqué o con un porqué que duele en lo más íntimo de un ser, ponte en el lugar de quienes han de tragar con dificultad la saliva de sus sentimientos para poder hablar y expresarse sobre lo que sienten con otras personas. Ponte en el lugar de quienes necesitan escribir para abrazar porque no tienen ese abrazo que cura y calma las reconciliaciones. Ponte en el lugar de quienes se despiertan por la mañana con tristeza en sus labios por que solo pueden hablar en sueños con sus amigos.

Ponte en mi lugar, porque si te pones en mi lugar para desear contarme con avidez el color de pelo y ojos de la persona que él ama y verme sacar una lágrima azul por tal noticia, mejor ponte en mi lugar para tratar de comprender el color que tiene mi corazón y mi alma.

¡Ponte en mi lugar! y solo así comprenderás el daño que me hace sentir que sigo siendo tu diversión en esos momentos en que tu corazón se inquieta de nuevo, porque teme que su nombre y el mío estén grabados juntos para siempre en el árbol de la sabiduría de un entendimiento.


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Nota de autor: es fácil detectar cuando alguien sufre y cual es su motivo... solo hay que llevar puestas sus ropas y sus zapatos por un día. Lo que no desees para ti no se lo regales a los demás.