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Por toda la Piel

Ricardo era hijo de un matrimonio divorciado, como sucede en estos casos, era un ir y venir a casa de cada uno de ellos, lo cual lo fastidiaba un poco, por cuestiones del destino tuvo la oportunidad de pasar las dos meses de vacaciones junto a su Padre y su nueva familia, lo cual lo alegro mucho, pues la vida con ellos era más sencilla y menos banal, no eran tan adinerados como su padrastro, y pasaban el día entero en el campo disfrutando de la naturaleza gracias a su trabajo, él se sentía por mucho más apegado a ese mundo.



Cuando llegó a casa de sus padres sus hermanos más pequeños lo esperaban con gusto, le prepararon un lugar en su habitación y tenían miles de planes para los dos meses enteros. Desde el primer día salieron a mostrarle el lugar donde vivían, pues era la primera vez que Ricardo estaba por ahí. El lugar era hermoso, todo cubierto de verde, tanta paz que se podía escuchar el sonar del rio, el vaivén de las hojas de los arboles movidas por el viento.



Teniendo una leve picazón por los brazos se rascaba continuamente, fue entonces que su madrastra le dijo que podía ser alergia a los cientos de cosas diferentes a las que él estaba acostumbrado, desde el mismo aire hasta alguna de las plantas o comida. Para ello lo llevaron al médico, el cual le recetó algunos medicamentos para reducir la picazón y otro para tratar la posible alergia, pero esto solo empeoró la situación, por toda su piel erupcionaron llagas al rojo vivo, tuvieron que amarrarle las manos para que no se rascara, por más que insistían en contactar a su madre no fue posible.



En unos días sus dos hermanos pequeños sufrieron el mismo mal, teniéndolos en las mismas condiciones, el doctor del pueblo llamó a un par de amigos de un hospital muy reconocido del país, los trasladaron de inmediato, estaban en cuarentena, pero curiosamente por más que las llagas sangraran no contagiaban a nadie, tomaron muestras de tejido para darse cuenta que algo parecido a pequeñas larvas anidaban por toda la piel, usando estas llagas como capullo. Al analizar lo descubierto, dieron por sentado de que no pertenecía a ninguna especie que conocieran, pero alguien vigilaba el caso con mucho interés, un conserje del hospital se acerco a la familia, para decirles que eso era brujería, los mandó consultar a la Señora Lolita, en un papel apuntó su dirección, y en las manos de la señora que lucía más preocupada, la colocó apretando fuerte en señal de apoyo, mientras la miraba fijamente a los ojos haciéndole sentir que era su deber.



Sin dudarlo un momento fueron de inmediato, no eran muy creyentes, pero tampoco descartaban el hecho por completo, después de que los doctores intentaban sin buenos resultados no estaba de mas probar otras alternativas.



Llegaron a una casa de cartón, de apenas una pequeña habitación, donde la señora estaba postrada en la cama, una viejecita de más de 90 años, sin vista ya, otra mujer más joven les acercó unas sillas, pidiéndoles no hablar hasta que la viejecilla lo indicara. Sentados frente a la cama la viejecilla se incorporó,  tomando las manos de ellos entre las suyas les dijo –Su mal se llama envidia, el nuevo esposo de la que fue tu mujer, quiere lo que tú tienes… el amor de los niños. Mandó el mal dentro de tu hijo para ti, pero había en tu casa seres más indefensos que tomaron el mal que te tocaba- abrió entonces los ojos, y aunque estos eran blancos parecía que lo miraba fijamente mientras le cuestionaba –¿De qué eres capaz por arrancar el mal de tus hijos?-,-pídame lo que sea- dijo el hombre –No tengo dinero pero hare lo que me diga-, -Este no es asunto de dinero si no de amor, ¿amas tanto a tus hijos para sufrir por ellos?-,-Claro que si…-escuchando esto la viejecilla asintió, la mujer que la atendía le acercó una caja de cartón con yerbas y ungüentos, tomando uno de ellos, lo puso en su frente, diciendo una oración, le dijo al hombre que fuera donde sus hijos, que frente a ellos untara el contenido del frasco por toda la piel e inmediatamente la envidia iría directo a él cuando tocara a los niños. El hombre siguió las instrucciones y así fue… después de untarse todo el cuerpo, las larvas salieron de las llagas de los pequeños, instalándose en el, las llagas aparecieron al instante, el tomó el lugar de sus hijos en cama, pues ellos se recuperaron en un par de días,  durante los dos meses el hombre sufrió de estas esas llagas. Pero antes de que el chico volviera a casa, la viejecilla le envió un regalo, un amuleto, ese día el Padre Salió del hospital recuperado, Ricardo volvió a casa de su madre.



Ricardo se acercó con recelo al culpable, pero justo en el momento en que lo tocó, el padrastro se llenó de llagas, más grandes y mas pobladas, pues todo el mal que deseas, se te devuelve tarde o temprano y por triplicado.


Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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