Ahí estaba el…
Mi mayor inspiración.

Me miraba y aún de lejos podía notarle los ojos profundos y ocultos, esos ojos que nadie más que yo conocía el secreto, aquellos ojos que me descubrieron años atrás sin siquiera pensarlo, aquellos ojos que me amaron…


Por un instante recordé aquella tarde de lluvia. Si, llovía a peñones el cielo parecía querer caérsenos hecho agua. Estábamos tiernamente acurrucados en el sillón de la sala observando a cuestas el mojado y agitado ambiente de afuera. Nos reímos un momento por la caída de una señora que iba cargada de fundas del supermercado y luego que la última carcajada dejó paso al silencio que hacía son a la lluvia, volteé a verte. Estabas sumido en la expresión que toda persona llamaría “serio”. Tu cara no pintaba ninguna señal de pliegue... Simplemente me mirabas.

Ahh! Me quema por dentro la adrenalina recordar aquello, es como volver a vivirlo. Juro que quería comerte vivo en ese instante. Pero no… no podía te quería demasiado… tanto que mis deseos se morían en tus brazos y yo simplemente te amaba en silencio. Aún teniéndote allí.

Eché una carcajada. Otra más… esas que usamos para ‘romper el hielo’. Seguías mirándome y yo siempre ingenua tenía la mente en blanco y las emociones simplemente iban a mil en mi interior, todavía no sabía controlarlas… Era como si una droga exterior hubiera acelerado la adrenalina en mi cuerpo… Mientras tu tranquilo y dominante me mirabas como queriendo fundirte en mí con tan solo mirarme. Tus ojos que en su fondo lejano y cristalino, brillaban estrellados me gritaban…

Ahh! Que tonta yo por darme cuenta ahora…
Ahora que ya han pasado tantas cosas… Yo que por la razón me volví loca buscándole porqués a los sentimientos, me alejé de ti por la boca de miles de desgraciados mentirosos, sufrir por querer!

Pasaron los años y poco a poco fui enterrando el deseo de tenerte, con el recuerdo de tus caricias y tu amor ignorado. Más… Hoy han cobrado vida al volverte a ver.