Camino lentamente sin ropas, sin identidad, me muevo en un mundo y tiempo distintos.
Lo mismo puedo volar, alzo el vuelo, son praderas verdes y lagos azules los que veo.
A lo lejos resplandecientes glaciares.
Cada animal con su manada, cada cria con su madre.
Las enormes copas de los arboles hacen adivinar su fuerte tronco.
Vuelan a mi lado pajaros y gaviotas.
Bajo muy despacio, mis pies no se dañan con el suelo, entro en una cueva, duermo sin miedo.
Un sol naranja da calor a mi rostro, es hora de partir.
No hay nadie como yo.
Como frutos silvestres, son deliciosos.
El sol cae, la oscuridad me atrapa, sigo el camino sin saber donde acabara.
Salgo, me visten, me asignan un numero, me marcan el camino, me contaminan, me aman, he nacido.
Dorila: Me alegra que hayas vuelto a escribir. De todo el cuento lo que más me gustó fue la primera frase... “Camino lentamente sin ropas...” El viaje como angelito fue bonito. Despues de terminar de leer quiero decirte que en realidad me quedo preocupado y lo que me inquieta es el título... “Quiero volver”. Mi cariño para ti... Joaquín