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Categoría: Hechos Reales

Quince años después

Ya habían pasado quince años desde que se vieron por última vez, fue una despedida sin preámbulos, sin lagrimas, simplemente se despidieron como dos buenos amigos, pero no habían sido simplemente dos buenos amigos, entre ellos hubo algo más que eso, un entendimiento total que tenía más vuelos de noviazgo que de otra cosa, pero tampoco fueron novios simplemente se entendían.

No eran necesarias las palabras, era ... como sí se leyeran el pensamiento.

Los dos tomaron rumbos diferentes, a decir verdad los dos tenían rumbos diferentes, Gloria era secretaria y quiso el azar que en uno de sus trabajos fuera la asistente de Rogelio, contador egresado de una de las más prestigiosas universidades del país.

Rogelio ya tenía varios años de experiencia ya aunque su porte no era precisamente el que va a salir en alguna revista, si hacía notar su presencia, era alto, moreno, de pelo algo quebrado y a pesar de su juventud ya peinaba alguna canas lo que lo hacían más interesante, bueno no era tan joven, ya rayaba en lo treinta años, buen gusto para vestir aunque algo conservador, siempre combinaba en un mismo color, aunque algo o mucho desordenado en su vida privada bueno solamente en lo que respecta al arreglo de su casa ya que bien se podían encontrar zapatos en la sala como residuos de comida en su recamara.

Gustaba de la música clásico lo que lo hacía asiduo y frecuente asistente al Palacio de Bellas Artes.

Aunque soltero sin compromiso, no era el tipo clásico de ejemplar que hace derroche hasta de lo que no tiene, su auto bastante modesto mas bien clásico, vivía en un departamento con muy buena ubicación ya que desde la estancia se contemplaba toda la ciudad, en verdad que el espectáculo que presentaban las luces de la ciudad eran dignas de la mejor escenografía. Por lo general no acostumbraba hacer reuniones ahí sino que prefería las reuniones con sus amigos en algún centro nocturno, y sí era uno de los de moda, mejor.

Gloria tenía poca experiencia casi acababa de terminar sus estudios secretariales, entre sus ideales estaba el de ... “ser la mejor secretaria”... que de acuerdo a su carácter, lo lograría en no mucho tiempo.

Alta, delgada, de tez muy blanca, casi transparente, extremadamente detallista y escrupulosamente metódica en su vida, digamos que podíamos verificar nuestro reloj con la puntualidad con la que efectuaba cada una de sus tareas y eso no tan solo en la oficina sino también en su vida personal.

Por lo general antes de dormir preparaba la ropa que vestiría al siguiente día cuidando que los accesorios fueran los adecuados para la ropa y para la ocasión que tendría que afrontar al siguiente día, despertaba invariablemente y sin necesidad de despertador a las seis de la mañana, se levantaba y hacía ejercicio en la bicicleta fija por espacio de veinte minutos durante el cual, virtualmente recorría una distancia equivalente a un viaje de ida y vuelta de su departamento a la oficina, decía que con eso compensaba el tiempo que estaría sentada en la oficina sin hacer ejercicio. Después de tomar una ducha, desayunaba algo ligero no sin antes destapar y limpiar a su mascota, un precioso canario que en cuanto lo destapaba empezaba a gorjear como queriendo darle los buenos días. Después de desayunar se vestía parsimoniosamente cuidando que sus prendas no tuvieran alguna arruga sin importar si estas eran interiores o exteriores y que decir de los accesorios incluyendo el perfume que usaría ese día. En este renglón gustaba de los perfumes dulces con aroma bosque o de especies. A decir de Rogelio, las fragancias secas no iban de acuerdo con su personalidad así que haciendo caso a ese y o otros comentarios optó por usar perfumes dulces.

La cercanía de su hogar con la oficina le permitía trasladarse caminando evitando el tener que conducir y de esa manera ahorrarse las molestias que representaba el abordar ya fuera los microbuses o el atiborrado metro que a las horas matutinas representaba querer meter una sardina en una lata de sardinas.

El frío matinal despertaba los más interesantes recuerdos y llegaban a sus mente las excursiones que en compañía de Rogelio había realizado al Pico del Ajusco y con más atrevimiento a las faldas del Popocatepetl sin arriesgarse a acometerlo totalmente más que nada por el cuidado y precaución que Rogelio siempre ponía en esas actividades cuando iba Gloria.

No era su primer trabajo ya que anteriormente al salir de la academia donde curso sus estudios de Secretaria Bilingüe tuvo la oportunidad de laborar en una Bufete de Contadores siendo que normalmente el horario se extendía altas horas de la noche sobre todo en las épocas de Balances o de Declaraciones de Impuestos que normalmente abarcaban los doce meses del año y entre el día primero y el último de cada mes, además de que las oficinas estaban ubicadas prácticamente al otro lado de la ciudad lo que hacía bastante engorroso el traslado nocturno.

Cuando surgió la oportunidad de colaborar en la Constructora donde Rogelio era el Gerente de Ingeniería, no lo pensó dos veces e inicio sus labores una vez que se desafanó de sus responsabilidades en el Bufete de Contadores y al cabo de un mes se enteró de su asignación a la Gerencia de Ingeniería. Fue cuando conoció a Rogelio.

El primer impacto fue algo normal entre dos personas que se conocen en situaciones tan forzadas como suele ser el trámite de presentación laboral, sin embargo, inició una cierta química entre ambos ya que de entrada no hubo indicaciones acerca de cómo hacer el trabajo secretarial sino por el contrario la primer plática entre Rogelio y Gloria trato de darle una total libertad para formatear y archivar cómo ella estuviera acostumbrada ya que en este ocasión Rogelio sería el que se adaptara al estilo de Gloria en ese sentido.

La estrategia dio resultado ya que desde un principio la relación laboral inició con muy buenos resultados.

Poco a poco las responsabilidades de Gloria se fueron ampliando hasta llegar a manejar no solo su cartera en la oficina sino también la personal.

Las comidas de trabajo se fueron sucediendo una tras otra y estas podían ser en la oficina o en algún restaurante ya fuera de comida rápida o hasta en alguno muy elegante, inclusive se dio el caso de requerirse de cenas de negocios.

Fue en una de esas comidas de oficinas cuando Gloria descubrió cierta atracción pro Rogelio. Cierta vez al ofrecerle un pedazo de queso, Rogelio entre serio y broma le dijo a Gloria que si se lo aceptaba a condición que no se lo diera con el botanero ni con los dedos, Gloria no tardo en entender el comentario y poniendo el trozo de queso entre sus labios se acercó y se lo ofreció a Rogelio el que gustoso acepto ya que la acción de coger el queso con sus labios se convirtió en un largo beso inicio de una relación que fue más allá de la que existe entre Jefe y Empleada.
La agilidad con que Gloria manejaba la agenda de Rogelio permitió que este último se abocara a resolver otros asuntos de mayor trascendencia. Se olvidó de compras de boletos de avión, reservaciones de hotel, confirmaciones de asistencia a comidas o inclusive a congresos a los que por cierto, Rogelio era invitado con frecuencia ya que sus habilidades en el manejo de la Gerencia era reconocido en el ámbito de la construcción.

La relación entre Rogelio y Gloria fue siendo cada vez más estrecha sin que esto diera pie a algún comentario en la oficina ya que siempre guardaron un magnifica discreción en ella al grado de que nadie se imaginó siquiera que entre ambos existiera una relación diferente a la que existe entre el Jefe y su Secretaria.

El crecimiento de la Constructora fue tal que se requirió de la formación de una nueva gerencia, la de Recursos Humanos. Rogelio analizó la situación y muy a su pesar, candidateó a Gloria para el puesto y no por la influencia que pudiese tener en las decisiones en la empresa sino por el desempeño de Gloria no fue necesario siquiera buscar otro candidato y en Junta de Consejo fue aprobada por unanimidad la moción.

Como era lógico el mismo Rogelio fue el encargado de dar la noticia a Gloria.

- Gloria, como te has dado cuenta la empresa ha crecido y es el caso de que se requiere a una persona que atienda los asuntos de la Gerencia de Recursos Humanos para lo cual me he permitido, aún sin consultártelo, proponerte a ti para tal puesto siendo que mi propuesta ha sido aprobada por unanimidad y además es aceptada de muy buen grado por todos los demás gerentes, ¿Qué te parece?

- ¿Te das cuenta de lo que eso representa?

- ¡Claro que me doy cuenta!

- Representa que ya no estaré cerca de ti y que nuestra relación puede cambiar.

- Pero sí solo estarás a unos pasos, ni siquiera cambiaras de piso y no veo por qué nuestra relación vaya a cambiar, por el contrario. Además es una muy buena oportunidad para tu desarrollo personal, comprende que no es lo mis ser la Asistente de un Gerente, ¡Que el Gerente!.

- Bueno en eso tienes razón, pero ¿Por qué no me preguntase antes?

- ¿Era necesario preguntar?

- No, creo que no, tienes razón

- Además, no puedo detener tu desarrollo personal y esta es una excelente oportunidad. Tenía que tomar una decisión y creo que es la adecuada para ti, aunque para mi no lo sea ya que pierdo una excelente asistente.

- No digas eso, bien sabes que siempre que me necesites aquí estaré.

- Bueno eso lo se.

Discretamente había cerrado la puerta de su privado para fundirse en un cariñoso beso.

- Bueno esto tenemos que celebrarlo, aparte de la cena o comida que te dará la empresa por tu ascenso. ¿Qué te parece una cena en el Restaurante Del Bosque?

- Me parece una magnifica idea.

Las ausencias de la oficina por asuntos de la empresa, se fueron haciendo más y más frecuentes de manera que la comunicación era por vía telefónica.

Una vez que ambos comprendieron que esta relación no podía continuar ni era adecuado seguirla, en uno de los viajes de Rogelio de regreso a la Capital hablaron, mejor dicho, habló.

- ¿Recuerdas que en este restaurante, con esta vista celebramos tu promoción a la Gerencia de Recursos Humanos?

- ¿Cómo olvidarlo, si en esa noche dejaba a un magnifico Jefe para empezar mi relación con un excelente compañero?

-Gloria, creo que nuestra relación ha sido transparente, sin compromisos de ambas partes.

-¿?

- Siempre he sido claro contigo y siempre te he hablado de frente sin embajes.

- ¡Y que me lo digas!

- Considero que no es justo que te mantengas atada a nuestra relación , siendo que para mi es muy difícil casi imposible que te venga a ver y mas después de que abrimos la sucursal en Cancún. Tu bien sabes los problemas que hemos tenido y sobre todo para reclutar gente, ya ves que la mayoría ha sido enviada desde la capital y has de saber que la carga de trabajo es bastante como para pensar en que es una situación pasajera.

-¿?

- Creo que ha llegado el momento de dejar nuestra relación y continuarla como compañeros de empresa, que ya ves ni siquiera de oficina podemos serlo.

- Pero...

- Guarda este momento en el recuerdo y ten la plena certeza que siempre estarás en mi memoria como lo más maravilloso que me pudo haber pasado.

No hubo más preámbulos de tristeza, el agua enarenada de su amor quedo prendida para siempre en lo más profundo de su ser. La noche era joven y empezaba su noche, la última de muchas noches.

El alba los sorprendió tal como lo había hecho en algunas ocasiones durante los últimos tres años.

No hubo más solo la simple despedida.

Durante varios años las llamadas se sucedieron con una frecuencia intermitente, no fueron constantes, en ocasiones tardaban hasta dos o tres meses. Finalmente vino el traslado de Rogelio a Sud-América y Gloria fue al fin alcanzada por una de esas oficinas que se dedican a cazar ejecutivos, le ofrecieron un muy buen puesto en el norte del país y ahí siguió su desarrollo tanto profesional como personal. Para la época de navidad no fallaba la tarjeta de Rogelio de algún lugar en el cono sur y aunque las costumbres y las estaciones son totalmente diferentes de un hemisferio a otro la tarjeta que Gloria enviaba a Rogelio invariablemente era con motivos navideños de los acostumbrados en el norte, es decir, paisajes nevados, hombres de nieve, etc. Lo que causaba cierta risa a Rogelio ya que en esos meses del año las temperaturas andaban cercanas a los treinta y cinco grados centígrados y eso en regiones templadas.

El desarrollo de la tecnología fue rápido y en menos de una década las comunicaciones acortaron distancias y tiempo ya que en tiempo real y a través de las computadoras mediante el sistema de Internet podían hacerse contactos a muy larga distancia.

Rogelio y Gloria no fueron la excepción y después de establecer contacto vía mail por fin Gloria recibió comunicación del regreso de Rogelio al país. Le comunicaba que iría directamente a Monterrey haciendo únicamente la escala requerida para transbordar el avión que haría escala obligada en la Ciudad de México.

Aunque se habían cruzado fotografías por internet la expectación y la emoción de la espera hizo crisis en Gloria, sudaban sus manos y caminaba de un lado a otro de la sala de espera. Por fin el sonido anunció la llegada del vuelo procedente de la Ciudad de México.

Los contratiempos no habían sido la excepción en esta ocasión ya que desde la salida del vuelo en el aeropuerto de la Ciudad de México, el mal tiempo retrasó el mismo al grado de verse congestionada la pista por vuelos de llegada y de salida.

El temporal que azotaba en esos momentos los litorales del Golfo de México motivaron que el vuelo fuera un poco ... digamos, movido al grado de verse suspendido el servicio de atención al pasajero aún en la sección de primera clase, donde Rogelio ocupaba el asiento del pasillo ya que siempre evitaba el de ventanilla ya que a pesar de su amplia experiencia en vuelos tanto cortos como de mediano alcance así como lo trascontinentales, siempre tuvo algo de temor a la visión que desde las ventanillas se tenía como referencia.

Por fin el avión tomó pista desde la cabecera norte y rodó hasta la zona de retorno, las turbinas se detuvieron hasta que el pasillo telescópico hubo de estar alineado en su posición correcta.

Por tratarse de un vuelo de los llamados Domésticos no hubo necesidad de hacer ningún trámite solo la espera de las maletas.

Ya habían pasado quince años desde que se vieron por última vez, fue una bienvenida sin preámbulos, sin lagrimas, simplemente se saludaron como dos buenos amigos, pero no habían sido simplemente dos buenos amigos, entre ellos hubo algo más que eso, un entendimiento total que tuvo más vuelos de noviazgo que de otra cosa, pero tampoco fueron novios simplemente se entendían.

Gloria entendió inmediatamente que Rogelio llegaba para quedarse. Su pelo, ahora totalmente cana acrecentaba la personalidad que siempre le acompañó, ella seguía siempre tan delgada.

Ya habían pasado quince años desde que se vieron por última vez.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
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