Jamás pensé que llegando a una cabina, y frente a una computadora, mi vida iba a acabar y otra vida iba a florecer... Tal cual oruga al memorfosearse en mariposa.
No recuerdo el por qué me sentía ahogado en medio de un oceano de tristezas, ansiedades y melancólicos sentimientos, pero, así me hallaba... como si fuera un botecito de papel en una pileta con una serie bichos, basura y demás entes, igualmente sin sentido, y sin rumbo ni meta luminosa.
Y es así en la vida cuando le llega a uno la muerte, pues, si algo he prendido en este valle de lamentos, dolores y chispitas de alegría es que nada es para siempre y, la muerte es el cuarto silencioso del descanso, de la eterna paz... Aunque, sincerándome, esa es una meta casi sin gloria ni pena, pues todos llegamos a ella aunque no todos la merescamos...
Lo que nunca jamás imaginé, fue el renacer, el ser diferente, con otros ojos, otros soles, otros otros... Volví a nacer, pero esta vez llegué a las orillas de la vida, la intensa y gloriosa vida que en sus secas arenas y el eterno verano dorado de esta isla sin fronteras... me esperaba mi amigo, mi hermano,... yo. Me encontré a mi mismo... Nos abrazamos, lloramos y en silencio, me enterró, me puso una flor, oró una plegaria... y me obsequió una canción... Antes dejarme, me miró a los ojos, y con puñal me arrancó lo único bueno en mí: el corazón...y todo se acabó para mi. Lo vi alejarse, las lágrimas de dicha me penetraban como lluvia de verano. Lo vi sonriente y con el rostro serio al mismo tiempo, como sabiendo que la vida se le abría como si fuera la entrada al Edén...
Si, allá se iba el escritor y yo, me quedaba encerrado y enterrado en las oscuridades del recuerdo y la memoria, al lado de la fantasía... de todo lo que pasaba por sus ojos y que ya no eran los mios... Sólo podia dejar que me observaran, o sentirme cuando El escribía acerca de mí, de mi pasado... Luego, la paz, el silencio, la muerte, el dormir, el nacer... la nada.
joe 26/12/03
Hola Joe, Entre nubes que flotan y flotan estoy un poco pachucha pues tengo un trancazo que no me había dado tan fuerte hacía tiempo. Gracias por leer el libro. Lucia