Existe en el estado de Oaxaca en la zona del Istmo un rancho famoso por lo que ahí sucede, se dice que en las noches se ve y escuchan cosas raras, un fantasma intenta alejar del lugar a los visitantes.
Se dice que es el fantasma de don Anastasio de Puerto, hijo del Marquéz José Maria del Puerto y López, un noble y rico hacendado, que heredo a sus hijos Mariano y Anastasio todas sus posesiones por partes iguales .
Mariano, el hijo mayor, fué un destacado abogado, por lo que las tierras y el ganado, las dejo en manos de su hermano menor, el que en algún momento le invadió la codicia del dinero, por lo que empezó a vender el ganado. Furgones y furgones de ferrocarril eran vendidos a cambio de monedas de oro, en esa época era normal el uso de esa moneda, los bancos no eran de confiar ya sea por asaltos o porque el gobierno cambiaba y el nuevo emitía sus propios billetes.
Mientras Mariano seguía con su carrera exitosa “Tacho” se dedicaba a vender alegremente el ganado y a acumular el oro en ollas que escondía, según dicen, en una cueva, en el cerro de en medio, de los tres que existen en el terreno, esto por supuesto, no era conocido ni por su esposa ni su hermano, a quien le enviaba una mínima parte, diciéndole que ese era el fruto de la venta.
Cuentan que antes y después de la temporada de lluvia junto con dos de sus trabajadores de confianza, a quienes vendaba lo ojos para que no conocieran el lugar exacto, sacaban a asolear las monedas para que no las dañara la humedad.
Al regresar en alguna ocasión de asolear sus monedas, uno de sus trabajadores avisó a las autoridades que habían sido atacados por un animal salvaje, al parecer un puma o jaguar, felinos comunes en la zona, que él pudo escapar porque alcanzó a llegar a su caballo pero, ni don “Chon” ni su compañero, habían podido escapar, que a lo lejos logró escuchar los rugidos del gran gato y los quejidos de sus victimas, por la hora que era, el jefe de la policía solo pudo reunir a tres hombres, para ir al lugar de los hechos, cerca del amanecer llegaron al lugar, casi no podía precisar Víctor, el lugar.
Después de media hora de búsqueda, localizaron los dos caballos, y más adelante un escenario horripilante, lleno de sangre y restos humanos, sin duda una gran batalla había sucedido en ese lugar, tirado encontraron el rifle de don “Tacho” y el machete de “Chon”, el rifle había sido disparado una sola vez, partes de los cuerpos podían verse y otros como era de esperar faltaban, entre lo faltante estaban las cabezas.
Víctor, único sobreviviente que conocía el secreto del oro, dejó pasar funerales y luto por don “Tacho”, un día, antes del amanecer, ensillo su caballo y se dirigió como normalmente lo hacía hacia el terreno que ahora trabajaba para la viuda de su fallecido patrón, no podía esperar a encontrar su camino secreto casi podía verse sacando poco a poco aquel tesoro del que nadie más que él conocía.
Ahí debería de estar la cueva la entrada según recordaba, estaba oculta con esas ramas, rápidamente y sin pensar la quito pero cuan grande sería su sorpresa que en lugar de la entrada de la cueva encontró ahí viéndolo de frente las dos cabezas, que él recordaba haber enterrado a no menos de 200 metros de ahí.
Día tras día intentaba encontrar el camino correcto, pero solo lograba que se repitiera la misma escena, la rama y las cabezas parecían seguirlo a todas partes.
Para seguir su búsqueda pidió permiso para construir una casa en esa zona, noche tras noche se le aparecía el espíritu de don “Tacho”, diciéndole que dejara en paz su dinero, y así:
En las noches el espíritu de don “Tacho”se aparece ahuyentando a casi todos los visitantes.