Si el Sol se apagara, tus ojos seguirían alumbrando al Mundo.
Con esta frase empieza la carta que tengo ante mí. En un principio era una carta de amor, pero ahora ya no sé de lo que es, si de amor o desamor, porque la escribí para una chica que ya no está a mi lado, pero a la que sigo amando con todo mi corazón y mi alma.
La conocí hace un año, lo sé porque entonces era otoño y ahora si miro por la ventana podré ver el suelo de las calles llenas de hojas empapadas por la lluvia. ¿Qué romántico, verdad?, para mí no, desde que la perdí aborrezco el otoño. Bueno, desde que la perdí aborrezco la vida, era mi estrella de la noche, mi inspiración, mi serenidad, mi luz....., mi mundo se ha ido abajo.
Observa, a la luz de la vela la carta adquiere un aspecto tétrico, ¿habrá adivinado la llama cómo está mi corazón?.
Mi interior está en ruinas, pero lo que más me mata es pensar que tras la niebla hay otro que la está besando, acariciando, amando, mientras yo estoy aquí hundido en mis lágrimas. Debería olvidarme de ella, pero lo ha sido todo para mí, y eso me ata al pasado y me va rasgando el alma lentamente. Quizás algún día tenga valor para deshacerme al menos de esta fatídica carta.
Mientras tanto, seguiré llorando y pensando cómo salir de este infierno.