Es ya de noche y me encuentro lejos de casa, estoy en un momento total de calma, la mente despejada y el corazón abierto entregado a una noche llena de luz, salgo del hotel y la altura permite al viento soplar sobre mi cuerpo. Mi cabello despeja mi cara, y siento como mi mente se conecta al sentimiento bañando mis sentidos en una indescriptible sensibilidad. Llena de lo que llamo virtud, me devuelvo, tomo una pluma y un pequeño cuaderno, y sin decir nada me dirijo a unos metros mas allá para entregarme por completo a la magia de la playa y su mar.

Siento que conforme me acerco a la playa, el mar me intimida, a lo lejos veo todo tan oscuro que el encuentro metafórico del agua y el cielo, no lo veo. Mis sentidos se despiertan aun mas, cuando logro ver con la luz de la luna y las estrellas, es ahí cuando miro la arena, la espuma de las olas y a lo lejos las montañas cercanas que en el mar están.

Ya estoy entre la arena y las olas que apenas llegan, descubro lo mas posible mi cuerpo para sentir el mar. Primero la arena cubre mis pies y la espuma da lindos masajes que en veces me hicieron estremecer, pero yo tenia en mi corazón una tristeza muy profunda, todo era perfecto, solo que me faltabas tu.

De pronto la caída de las olas me hicieron sentir la fuerza, esa fuerza relacionada con el amor, yo sentía su sonido sobre mi, y abrí mis sentidos a lo que de ellas yo quise interpretar que me querían decir. A lo que en mi vida conocía como lógico, lo trasforme en una capacidad indescriptible de admiración, miré la luna y en mis deseos te deseaba tomar con su resplandor, pensé en tu cuerpo al natural bañado de esa luz que yo miraba, y llegar en un crepúsculo para fundirme en ti. De pronto una ola bañó todo mi cuerpo, no me asuste, mas en mi pensamiento el mar me invitaba a entrar más a él. Con un deseo inexplicable, me levante y a medio cuerpo me refugié en él.

De pronto vi la luz del faro, estaba ahí, dando vueltas, lejos de su razón de ser sentí que yo era ese faro... insistiendo... como encontrarte en lo inmenso, como decirte que estoy ahí...

Entre olas, luz de luna y estrellas, regresé a la arena, tome mi pluma y escribí el mas lindo poema, fue tan inusual en mi, que las palabras se plasmaron solas y no podía dejar de escribir.

Luego de abandonarme en mis pensamientos. Me despedí del mar como mi cómplice mas sensual, tome mis cosas y en mi caminar, le prometí volver a refugiarme en la magia que en ese día me vino a dar.