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Categoría: Hechos Reales

Reynaldo Fuentes Alba y Crepusculo

Reynaldo Fuentes… Alba y Crepúsculo

“No temas…Yo soy tu escudo,
y muy grande será tu recompensa”
Génesis 15:1

Con esta lectura del libro del Génesis comienza la historia de un gran ser humano, buen padre, buen esposo y gran amigo. La lectura se explica por sí sola y a ustedes dejo su interpretación de acuerdo a lo que vaís a leer.

Reynaldo Fuentes es el hermano de mi amantísima esposa Iris. Y de acuerdo a los recuerdos de tiempos pasados que él guarda en el cofre sagrado de su humilde corazón como tesoro de una vida llena de amor, penas y alegrías. En mi memoria han quedado grabados algunos recuerdos de diferentes etapas de su vida en las cuales llegábamos a una intimidad donde abre su corazón y desparramaba su vida e historia ante mí.

En una visita que hicimos a su hogar en el estado de Conneticut el año del Señor del 2008, con motivo de que Paula su esposa tenía que ausentarse para atender a su hermana María, quien se encontraba hospitalizada. Allí pasamos unos días que Iris y yo jamás olvidaremos, primero; porque fue la segunda vez que le escuché hablar de su vida, segundo; porque Iris y Rey volvieron a re-encontrarse en el atardecer de sus vidas, hablaron de su madre, de sus tíos, de cosas vanales y de lo mucho que ansían saber dónde está enterrada quien en vida fue Doña Nené y de muchas anécdotas de sus vidas.

Es la segunda vez que mi cuñado me confía experiencias de su niñez y de su crianza en los distintos lugares que vivió después de la muerte de su madre. La primera vez fue cuando vivíamos en Ponce hace muchos años. Fueron muchas las veces que vi lágrimas humedecer sus ojos, otras veces reía pero con una nubecilla de tristeza que embargaba lo más profundo de su corazón.

Rey, como cariñosamente se le conoce, es una persona de un corazón sano y de un bagaje pletórico de penas, alegrías y desengaños. Voy a tratar de plasmar en estos relatos algunos de los sucesos de su vida tratando de describirlas de la manera y estado de ánimo que usó para narrarlos.
Como van a ver no hay en sus relatos un orden con fechas y lugares, es por eso que verán cambios de un lugar a otro en diferentes ocasiones.

Rey es uno de los hermanos de mi esposa, ellos son cuatro hermanos; a saber Iris, Reynaldo, Jorge Luis y Andrés (QEPD) Su madre se llamaba Inés (Nené) Fuentes aunque en la fecha de nacimiento que Rey conserva en sus archivos familiares aparece como Basilisa Fuentes. Cuando Iris apenas tenía dos años de edad, doña Inés contrajo una enfermedad que amenazaba con arrebatarle la vida, estando consciente que su muerte era inminente, dió ordenes para que la llevaran a la casa de una familia acaudalada en Comerío, que a la vez era madrina de Iris Poco tiempo transcendió en que Dios llamó a doña Inés a su morada celestial.
Rey y Andrecito, al morir su madre, quedaron desamparados. A Jorge Luis se lo llevó su padre a vivir a Bayamón.
Me cuenta Rey que no teniendo una casa donde vivir, se dirigió a la casa donde vivía Jorge Luis con su padre a ver si podían vivir con ellos. Don Jorge les dio un rotundo ¡NO!
Las cosas de la vida. En distintas ocasiones Rey ha aceptado a los hijos e hijas de Jorge Luis en su casa por meses seguidos. Aparentemente Rey no quiere que otros adolescentes pasen los problemas que él pasó. En hora buena. siempre he creído que ante los ojos de Dios se debe pagar un mal con bien. Esto ha quedado demostrado muchas veces en la vida de Reynaldo Fuentes.►

Y aquí sigue o aquí empieza una historia de la vida real que sólo el que la vive puede comprender.
Rey, se mudó a vivir a Cidra con un tío que tenía una pequeña tienda en un barrio a una distancia considerable del pueblo. Allí Rey ayudaba en los quehaceres del establecimiento. Rayando el amanecer y aún en la oscuridad de la noche tenía que ir todas las mañanas a recoger pan a la panadería del pueblo para revender. Resulta que para llegar a ese lugar tenía que caminar un largo camino por una carretera muy obscura que le daba mucho miedo, las rodillas le temblaban al pensar que podía hacerle daño alguna persona de los muchos maleantes que deambulaban la región.

Era durante la fiestas patronales del pueblo que su tío le arreglaba una “batea” llena de dulces para ir a venderlos al pueblo. Ahí estaba él hasta altas horas de la noche en lo que su tío llegaba a recoger el dinero de las ventas y a llevarlo a su casa.
Un buen día Rey salió para el pueblo a comprar algunas cosas para el colmadito, vio la guagua que viajaba de Cidra a Bayamón, la abordó y nunca jamás regresó a Cidra. En forma muy jocosa Rey me comentó, “Todavía me están esperando”

En Bayamón con su hermano…
Rey y Andrecito, después que el padre de su hermano de madre Jorge le negara albergue en su casa, se establecieron en el área de la calle Comerío, allí se dedicaron a vender verduras de un comerciante en un carretón de tres ruedas, así lo describe, de construcción casera en forma de triángulo con dos ruedas grandes en la parte de atrás y una pequeña al frente formando un isósceles.
Tenía un mango de madera el cual usaban para empujarlo, se les hacía muy fácil bajar por la calle Comerío, pero el problema era en la tarde cuando tenían que usar todas sus fuerzas para moverlo calle arriba.

Una vez el difunto Andrés me relató una anécdota de cómo un día en que se encontraba que no había salida para él y su hermano, le propuso a Rey tirarse con todo y carretón debajo de uno de los muchos camiones de arrastre que transitaban llenos de caña de azúcar camino a la central que estaba ubicada en la carretera que va de Bayamón a Cataño, para terminar aquella pesadilla por la cual estaban atravesando. Quizá en la vida que estaban llevando no veía una mejor solución. Rey se negó a hacerlo… En mi corazón siento que doña Nené velaba por ellos y borró de la mente de Andrés aquella idea diabólica.

Rey y Andrés van a visitar a su hermana Iris…

En uno de sus relatos me confía que una vez fueron a visitar a Iris a Comerío y llegaron hasta la casa donde ella vivía, le dijeron que estaba en la ferretería de su padre en el pueblo, allí se dirigieron, y cuáll no sería su sorpresa al informarle que su hermana estaba en la casa, que si querían verle, fueran allá. Se dirigieron otra vez a la casa y la empleada doméstica que trabaja en la casa les dijo que Iris no estaba allí. Amigos lectores, esa era la forma que usaban en aquella época para separar a las familias, que por una razón u otra tenían que dejar a sus hijos por no poder tenerlos, era la manera de no dejar que los otros miembros de la familia establecieran lazos familiares.

Y vivieron para sufrir. Pascuas y Navidad sólo llegaban una vez al año. Lo demás era jugarse el todo por el todo para conseguir algo de comer diariamente. Así pasó uno y otro año. Se endurecieron sus músculos, se estancaron sus vidas y su futuro incierto. Ya era unos hombrecitos, cuando los otros niños del pueblo se entretenían en juegos deliciosos, ellos buscaban cómo ganarse la vida con valor y sacrificio. Eran serios y robustos y no le tenían miedo al trabajo. Los dos hermanos pudieron haber sido unos grandes personajes en la vida, pero tuvieron que abandonar la escuela para poder sobrevivir.

Y aquí hay un paréntesis donde Rey deja de hablar de Andrés, no sé en qué lugar y cómo Andrecito desaparece de la vida de Rey. De aquí en adelante me relata su vida de cómo se buscó la vida lo mejor que pudo, lustraba zapatos en la plaza de Bayamón. Su empeño contra el hambre y la mala vida le empujó resueltamente contra el enemigo que era los que nunca le dieron la oportunidad de salir de su pobreza.
Unas veces sufrió vejámenes. Otras, dieron sus puños grandes batallas en la plaza. Se abrió camino y conquistó laureles. "Pues no era mal negocio limpiar zapatos."

No era un mundo de ilusión su mundo. La maravilla de la ilusión apenas si lo había provocado alguna vez. Eso era bueno para los otros. Para los que no tienen que limpiar zapatos y dormir debajo de las escaleras de la vida. Aceptaba su suerte con ese estoicismo raro que poseen intuitivamente, los hijos que quedan huérfanos, los que amanecen debajo de los toldos de los camiones de la vida.

Veía el montón de cosas lindas, delicadas, sutiles, como si le fueran algo vedado por Dios, por el Dios creador del cielo y de la tierra, el gran justiciero que estaba en todos sitios, hasta en el camión, debajo de la lona donde a veces pernoctaba.
Pararse a admirar los rifles, los soldaditos de plomo, los tambores y los sables, sería perder el tiempo, brillar zapatos era su fin. Y lo atacaba con voluntad de heroico.

Pasó junto a los escaparates de las grandes tiendas. Los juguetes, en delicioso desorden se apiñaban como empujándose. El muchacho los vio sin deseos. Él no había tenido juguetes nunca. Y no sentía ambición por ellos. Entretenerse con maniquíes y bolas, correr en velocípedos, guiar automóviles de mentira, ¿y para qué?
Pasó el tiempo y los hermanos fueron a ver a un tío que vivía en el kilómetro 5 de la carretera de Bayamón a Comerío, allí fueron bien recibidos y se quedaron a vivir con él
Una vez Rey tuvo un encuentro con un tipejo que era mucho mayor que él, este le propinó una tremenda bofetada sin razónalguna, los amigos y otras personas mayores que fueron testigo de lo ocurrido le instaron a que fuera a la policía, así lo hizo y se hizo una denuncia por abuso en contra de menores.

Llega el día del juicio en la corte de Bayamón, el abogado de aquella imitación de ser humano, alegó y probó que Rey mentía, durante su contra-interrogatorio le preguntó: ¿Caíste al piso cuando te propinaron la supuesta bofetada?” Rey contestó, "No", y el astuto abogado dijo: “Nada más con el testigo” Cuando Rey trató de hablarle al juez este le ordenó permanecer callado. Nunca había estado en una corte de justicia, tampoco tuvo a nadie que le asesorara, no pudo terminar de explicarle al Honorable Juez el motivo por el cuál no había caído al piso, el charlatán lo tenía agarrado por el pelo.
Después del juicio aquel abusador se acercó a Rey y le dio un abrazo, quizá una forma de pedirle perdón.
Una vez salió para San Juan con unos dólares que había ahorrado, a comprarle un regalo a la señora donde vivía. Llegó hasta la lancha que cruzaba la bahía de San Juan para hacer su compra, en la Marina se detuvo al ver un picapiedras (nombre que usa Rey para describir un tramposo) con tres chapitas en la mano una de ellas con una estrella debajo, “Hagan sus apuestas, adivinen dónde está la estrellita” Una de las personas que allí se habían congregado ganaba todo el tiempo, este motivó a Rey para que jugara y doblara sus dinerito, “Mira, ponle tu dinero a la del medio", así lo hizo y el “chalemán” y su ayudante le tumbaron el dinerito. Él lo recuerda y ríe cuando nos narra a su hermana y a mí este suceso de los muchos en su vida.

Rey, negociante en chatarra…

Cuenta que un avión de la Fuerza Área Americana de la Segunda Guerra Mundial se había estrellado en un monte que estaba localizado en la misma finca donde estaba el negocio Los Quesitos donce Rey trabajaba, en su día libre él y un grupo de jóvenes de aquella región iban de paseo a la cima del cerro. En una charca, en una hondonada de la Montaña, se encontraba medio enterrada parte del motor de un avión. El grupo de mozalbetes se bañaban esnús en esa charca.

Cierto día llegaron al lugar de trabajo de Rey unas personas que se dedicaban a comprar metales y otras artefactos. Rey les habló del las partes del motor del avión que sabía dónde estaba localizado, los compradores le preguntaron por el sitio donde estaban esos restos…“Bueno, si me dan algún dinero los llevo donde está ese metal” Ellos le dijeron, “Dinos dónde está el metal y después te pagamos” Rey les dijo: “El dinero primero y luego les digo”

Al final, por tres dólares les dijo dónde estaban los restos del avión. Recuerde el lector, esa cantidad de dinero eran buenos en ése tiempo. Al relatarme la historia ríe y su risa es contagiosa. Creo sinceramente que ya despuntaba en aquel joven su innata preferencia de comerciante

Otra de sus aventuras con un grupo de sus amigos íntimos.
iban en patines desde Bayamón a San Juan y viceversa, el cual es un tramo bastante largo, pero así eran los jóvenes de aquella época.
Yo tuve el privilegio de oír todas estas experiencias vivídas en el transcurso de su vida. Sus gestos y el estilo con que hacía sus narraciones transportaba al oyente a aquel mundo…, su mundo.

Rey empleado de una cafetería…

Ya era un jovencito cuando por medio de un amigo consiguió trabajo de “mozo” en un restaurante que estaba localizado en la carretera Militar que llevaba por nombre “Lechonera El Lido” (creo que ese lugar todavía existe en Bayamón).
Dice Rey que se ganaba buen dinero ahí, además el dueño le dio un cuarto en la segunda planta del restaurante. Era un buen negocio, trabajaba en el lugar, cobraba y tenía un cuarto gratis. Lo más importante de esto es que ya tenía un buen trabajo y su sueldo era suficiente para todas sus necesidades
En el Lido estuvo bastante tiempo y un día recibió una carta del dueño de la casa donde él vivió o que lo “recogió” según relata Rey
Éste se había establecido en el estado de Conneticut y en la misiva le invitaba para que fuera a vivir y trabajar con él y sus hijos a ese estado. Rey aceptó la invitación y marchó para un nuevo lugar a comenzar una nueva vida.
Trabajó duro y se compró un carro con el dinero de sus ahorros. Ya la vida iba tomando otro curso más positivo, atrás dejó un buen trabajo que como él me relata se ganaba más dinero que en los Estados Unidos.
Así siguió su caminar por la vida y un fatídico día sufrió un accidente automovilístico en el cual casi pierde la vida, estuvo recluido en un hospital varios meses. Cuando le dieron de alta en el hospital su “padre” de crianza le exigió todo el dinero de la renta de casi un año que tenía atrasados.
Así es la vida, como bien dijo Don Pedro Flores, “Unos van cantando, otros van riendo y otros van llorando”

Rey quiere casarse…

Rey había dejado una noviecita en el Km 5 de Bayamón y le envió una carta al padre de ésta pidiendo la mano de la señorita, en respuesta el futuro suegro le contestó de esta manera: “El papel aguanta todo lo que le pongan, si quiere de verás a mi hija venga a hablar conmigo personalmente” Rey toma la decisión de viajar a la isla a enfrentarse al padre de su novia y decirle personalmente sus intenciones. Esa noche se reúne con unos amigos de la infancia y se van de juerga, se mete unos tragos de más y decide ir a altas horas de la noche a despertar a Paula (Titín). De la siguiente manera ocurrió la conversación:

Rey tocó en la ventana del cuarto donde dormía placidamente Paula, ella se despertó y abrió la ventana, éste inmediatamente le dijo que quería casarse con ella antes de regresar a Conneticut, ella no sabía qué decir. Un hondo suspiro salió de lo más profundo de su corazón y le dijo: “Mañana te contesto” Ya no había más que hablar. Rey sabía que ella aceptaría, de esta manera se consume el casamiento en muy poco tiempo.

Reynaldo regresa con su esposa a Bridgeport. Del fruto de sus amores nacen dos hijas; Evelyn y Miriam; dos modelos de hijas, orgullo de Rey y Titín. Actualmente la familia están bien involucrados en la iglesia católica, trabajando en distintos ministerios laicos.

De Andrecito les diré que murió hace unos dos años, Iris y yo sentimos mucho no haberlo visitado en su lecho de muerte, quizá una mala comunicación entre su hijo y nosotros nos impidió tener la dicha de estar con él. Hemos orado mucho por el eterno descanso de su alma.

Finalmente quiero despedirme con esta lectura de paz y esperanza…

“Pues así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de Él tenemos abundante Consuelo”
2 Corintios 1: 5

© El Jíbaro de Río Hondo
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.01
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