Apareciste tú, como flor de viento huracanado, tus trastos en las manos, toda llena, repleta de artilugios, bolsas, despistada. Ay hola, dijiste de forma espontánea, hola, ¿qué tal? contesté. Cansada del viaje pero ya bien... eso dijiste.
Cansada del viaje pero ya bien...
Y así me dejas ahora, cansada del viaje pero ya bien... te enfadarías si me vieras llorándo delante del ordenador escribiéndote un cuento que nunca dejaré que leas... Te enfadarías sin vieses mis lágrimas, me dirías, ¿tú eres tonta? si lloramos lloramos juntas es más mejor... Acabas de decirme en un mensaje que me echarás de menos, que estás triste porque te vas pero feliz por haberme conocido y yo... pues lloro, lloro como una niña, frente a este ordenador sin que me veas. Lo celebraremos nos tomaremos unas copas, reiremos, lloraremos con la mirada y tal vez nos abracemos y demos un pequeño espectáculo a las masas, nos mirarán, nos tacharán de locas, como aquella vez que creí te ibas y empecé a llorar y a abrazarte como si fueras el pedacito más enorme de mi alma... y luego todo quedó en un susto, en nada...
Pero hoy, hoy te vas en serio, un nuevo rumbo a tu vida, yo me alegro, necesitabas ese cambio, yo te animaba a darle, te iba en ello la salud, tu entusiasmo, tu eterna y cariñosa mirada, tu alegría, yo me alegro... pero no puedo evitar llorar. Acabas de escribirme ese mensaje, yo bromeo contigo, ¿es qué siempre mis sentimientos han de ser tan encontrados? te digo adios riendo por fuera, porque es bueno que prosigas tu vida y llorando por dentro, te llevas algo de mi, algo muy bello de mi corazón y ni tan siquiera me has dejado regalártelo...
Reir y llorar, siempre igual, ¿qué día reiré y lloraré dándome tiempo para cada sentimiento de forma aislada?
Me apetece un cigarro, más no fumaré, mantengo mi promesa, sola delante de este ordenador, riendo y llorando... hace unos minutos comiéndome el mundo al expresarme, ahora devorada por las lágrimas de una cercana despedida, esa soy yo, eterna lágrima que enamora y eleva corazones con sus palabras y que ahora, necesitando un abrazo, tan solo las palabras le hacen compañía, nadie la verá así, llorando...
Finalizo este cuento y le pongo mi sonrisa, esa que tanto te gusta que te envíe, entre las risas y las lágrimas ahí estoy yo y tú siempre estarás conmigo, estés donde estés, bella flor, dulce margarita del campo de mi pensamiento. Si leyeras esta frase, reirías, me llamarías cursi, y luego te pondrías a llorar sin más, me abrazarías, eso pretendo al escribirla... reirme yo, entre mis lágrimas, pensando en ti, sentirme abrazada...
No sé clasificar este cuento, no veo tu nombre en ninguna categoría.
Dedicado a ti mi bella amiga, siempre.
20-04-2005