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Robo en la biblioteca

Alex lideraba el equipo del colegio que participaba en las olimpiadas escolares. Alex no era el más listo de todos, pero sí el más paciente y el único que conseguía mantener la tranquilidad, incluso en los momentos más complicados. 

El curso avanzaba y Alex y su equipo superaban las pruebas con relativa facilidad. El equipo del colegio vecino, liderado por un chico llamado Jasón, les seguía de cerca. Alex sospechaba que no jugaban limpio, pero no tenía pruebas que lo demostraran, por lo que no le quedaba otra que permanecer atento.

Se acercaba la última prueba de las olimpiadas escolares y solo quedaban el equipo de Alex y el de Jasón. Ese año la última prueba consistía en resolver un enigma usando solo libros de la biblioteca escolar. 

Jasón y su equipo se frotaron las manos, puesto que su colegio contaba con la mejor biblioteca de toda la ciudad. 

-No os preocupéis, compañeros, nosotros también tenemos una buena biblioteca -dijo Alex a sus compañeros.

Pero cuando llegaron al colegio para empezar con la prueba descubrieron que todos los libros habían desaparecido. 

-¡Ese ha sido Jasón junto con sus compañeros! -gritaron los amigos de Alex.

-Seguro que hay una explicación para todo esto -dijo Alex-. Vamos a investigar.

-Investiga tú solo -dijo Marco, uno de los del equipo-. Yo me voy al colegio de Jasón a ver qué pasa.

Todos los demás decidieron acompañar a Marco, pensando que era una jugada sucia por parte de sus contrincantes, por lo que Alex se quedó solo en la biblioteca. 

Alex sacó una lupa que siempre llevaba con él en su maletín de material escolar y empezó a buscar pistas. No tardó mucho en encontrar un rastro de tierra que le llevó fuera de la biblioteca, escaleras abajo. El rastro continuaba hasta salir del edificio, donde se perdía.

Observando a lo lejos, Alex descubrió una columna de humo detrás del parque que había junto al colegio. Llevado por su instinto, Alex decidió ver qué era aquello. Cuando llegó, el muchacho se encontró una pila de libros sobre una plataforma con ruedas. Parecía que los libros estaban a punto de ser quedamos en una hoguera y que los malhechores habían huido para no ser descubiertos.

Alex cogió uno de los libros y vio que tenían la etiqueta del colegio de Jasón. Pero de los libros del colegio de Alex no había rastro alguno.

Alex pensó por un momento que podría usar esos libros para resolver el enigma. Pero la idea pronto se esfumó de su cabeza. Si los libros de sus contrincantes estaban al pie de aquella hoguera significaba que ellos no tenían modo de resolver la prueba y que eran inocentes. 

Con decisión, Alex cogió el tirador del carro y con mucho esfuerzo logró arrastrarlo hasta el colegio de Jasón. 

Alex se encontró a los dos equipos chillándose como locos, acusándose unos a otros de la desaparición de los libros.

-Jasón, os traigo vuestros libros -dijo Alex-. Están aquí mismo, en la puerta.

-¿Te has arrepentido, ladrón? -gritó Jasón.

-¿Arrepentido? ¿De qué? ¿De no quedarme con ellos para sustituirlos por los que nos han robado a nosotros? ¿O de venir cargado como un mulo hasta aquí con ellos en vez de buscar los nuestros? -dijo Alex.

-Vaya, lo siento -dijo Jasón-. Parece que alguien nos la ha jugado.

-Quedaros con lo vuestro, que yo voy a ver si encuentro alguna pista sobre el paradero de nuestros libros -dijo Alex.

-¿Qué os parece quedaros con nosotros? -dijo Jasón-. Las normas de la prueba solo indican que hay que resolver el enigma con los libros de una biblioteca escolar, pero no de cuál.

-¿Nos dejaríais quedarnos aquí? -preguntó Alex.

-Es lo menos que podemos hacer por devolvernos los libros y no dejarlos tirados -dijo Jasón.

Los dos equipos iban a compartir los libros para resolver la prueba cuando se dieron cuenta de que apenas quedaba tiempo. 

-¡Hagámoslo juntos! -sugirió Alex-. Por separado no vamos terminar a tiempo.

-Pero nos descalificarán -dijo Jasón.

-No perdemos nada por intentarlo -dijo Alex.

Los dos equipos se pusieron a trabajar codo con codo. Terminaron justo a tiempo. 

-Habéis resuelto el problema. Enhorabuena -dijo el presidente del jurado-. Pero como lo habéis hecho juntos este año dejaremos el premio desierto.

-No habremos ganado el concurso, pero hemos ganado un buen montón de amigos -dijo Alex.

Los libros del colegio de Alex aparecieron días después escondidos en el sótano del colegio. Nadie sabe qué pasó, pero todo ha vuelto a su sitio. Ahora los dos colegios compiten formando un solo equipo. 

-El año que viene llegaremos a la fase internacional -dijo Alex.

-Seguro que sí, pero no pierdas tu lupa, por si acaso -dijo Jasón, riéndose mientras se daban un fuerte abrazo.

Datos del Cuento
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