Sobredosis de locura en el Coliseo de la discordia. Todos quieren ver el enfrentamiento del milenio. La violencia vuelve a ser la protagonista luego de su magnífica presentación hace tres mil años cuando los Igbbeyis derrotaron al Diablo.
Los jueces seleccionados por Oloddûmaré (Él que todo lo ve) permanecen callados como personajes de películas silentes. Además. ¿De qué pueden hablar?.
Abstractus es un marciano que decide visitar la isla, no porque le interese el combate entre dos seres que se odian hace siglos. Su objetivo: conseguir tabacos Cohíba, artículo muy popular en su planeta. Judas, un ateo que no cree ni en él mismo y Angélico, honesto niño de siete años mientras no lo sobornen con bombones sabor fresa.
Escuchamos voces de tambores desconocidos y aparece Ellegwá, guardián de todos los caminos. Agradece las ofrendas recibidas, nada comienza ni termina sin su presencia y declama a los cuatro vientos:
---En la esquina roja, el Dios de la Rumba, es tan, tan mujeriego que enamoró a su propia madre, Shannn...
--- ¡Shangó, Shangó, Shangó!--- gritan los fanáticos.
--- En la Verde. El Señor de los metales, “quien teniendo agua en su casa se baña con sangre”, Oooo…
--- ¡Oggún, Oggún, Oggún!--- gritan de nuevo los fans. No les importa quien gane o pierda. Viven en una época donde ver correr la sangre ajena es el Deporte Nacional.
El presentador respira hondo, como pidiéndole a sus entrañas algunas libras de coraje y murmura: Lo que hay que hacer por una botella de aguardiente.
Los contrincantes se aproximan al centro del improvisado cuadrilátero. El árbitro capta en sus miradas las ganas de “Hasta que la Muerte nos separe” y ágilmente, ganándole en apretadísima carrera a la velocidad de la luz, se interpone entre los dos diciendo: Las reglas son muy simples. Uno: Esto es Boxeo, así que no quiero ver nada de Karate, Judo u otra Arte Marcial. Dos, estamos en Semana Santa, por lo tanto, cero poderes sobrenaturales y tres, a mí, quizás puedan engañarme, a Dios... el único que puede hacerlo es Satanás y a veces pierde.
No hay tiempo para más. Ellegwá coge un coco seco, lo lanza al aire, este es dividido en dos por el certero disparo de Ochossi, el cazador de una sola flecha y comienza la pelea.
El choque de los nudillos estremecen el Além (El Mundo más allá del tiempo). Rojo se mueve con estilo, lanzando golpes combinados y esquivando los contragolpes con maestría de bicampeón olímpico. Su contrario ataca sin estrategia, sin precisión, provoca que el viento diga: ¿Por qué me das si yo soy tu amigo?.
--- “Yaaaa”--- grito molesto para los oídos sensibles anuncia el fin del primer round y los peleadores retornan a sus esquinas. Shangó en vez de agua pide vino, no porque es borracho, según él, el alcohol da fuerza extra y necesita recuperar energías, pues la noche anterior demostró a más de mil mulatas que no hay mujer que soporte el grandísimo relámpago que guardan sus pantalones.
A Oggún le es imposible mantenerse sentado. Su contradictorio orgullo, le repite una y otra vez: El Premio es tuyo. El Premio es tuyo, el cual consiste en: una semana con todos los gastos pagos en el Paraíso, en compañía de Oshún, la Diosa del Amor.
La adrenalina, egocéntrica como siempre se apodera del segundo asalto. Rojo aumenta su vitalidad. Rechaza la ayuda del milagroso San Lázaro, quien desea castigar a Oggún por haberse comido a sus perros en Navidad.
Su oponente no se rezaga, continúa atacando. Si la semana pasada derrotó a Hércules, sin usar esteroides, no hay dudas: Es invencible.
Obbatalá: perseverante protector de la Paz y la Justicia, pregunta: ¿Si son hermanos, por qué pelean?.
Las apetevis de Orumla agitan sus pañuelos jugando a las adivinanzas: ¿Quién ganará?. ¿Quién irá al Paraíso con Oshún?.
Ellos no escuchan. Se abalanzan uno contra el otro. Los puños destilan odio. Rojo lanza el más mortífero de sus golpes. Verde el mejor de sus contraataques y...
¡No puede ser!.¡Increíble!. Ocurre lo nunca visto. Ellegwá, el árbitro de dos caras cae noqueado sobre el lecho de algodón.
- Apetevis: Mujeres o esposas de Orumla.
- Orumla: Dios de la Adivinación
- Oloddûmare: Dios
Cuento entretenido y divertido. Mi enorabuena y un "DIEZ" muy merecido Earendil