RUMANIA
Vivimos durante generaciones en Rumania, era nuestro hogar, nuestros recuerdos, alcanzaban a decirnos que de alguna manera ese era nuestro país, habíamos oído hablar de la expulsión de los judíos de España, pero no lo podíamos entender, teníamos acceso como rumanos a las escuelas públicas, recordábamos nuestras festividades, manteníamos el kashrut, respetábamos el shabat, convivíamos con nuestros vecinos.
¿Que pudo haber pasado? para que con una sola mente enferma y maligna millones de seres humanos cambiaran de seres normales a malévolos asesinos o a impasibles ciudadanos. La historia bíblica daba muestras de una repetición, la maldad en los tiempos de Sodoma y Gomorra no estaba tan lejana, la podíamos sentir a nuestro alrededor. Los genes de la crueldad se habían reproducido.
La historia se repite. La Reina Isabel la Católica en su ambición de apropiarse de Granada y de otras tierras, comienza bajo la recomendación de Torquemada, otro de los asesinos más crueles y sanguinarios de la historia universal, primero a imponer mas y mas impuestos, Hitler, no se conformó con eso, tomo las propiedades, luego, de apoderarse de los bienes ajenos, con la misma tónica Hitler, el megalómano menos humano, saquea, chantajea, secuestra, y extermina sistemáticamente, primero a los adversarios políticos, después a los pobladores de Europa que consideraba inferiores a la raza aria, luego la hecatombe, y si lo hubieran dejado, se hubiese apoderado de toda la mente humana, convirtiendo al mundo en una pesadilla sin fin.
Nosotros que contamos lo que no hemos visto, lo que no hemos vivido, no tenemos forma, ni palabras decentes que sirvan para detallar las atrocidades cometidas por estos sanguinarios ni tan siquiera somos capaces de decir toda la cruda verdad. Han violado a nuestros seres mas queridos, en algunos casos a nosotros mismos, nos han vejado, usado como animales de carga y de trabajo, hemos sido obligados a cavar zanjas gigantescas, para luego ser acribillados y ahí mismo tapiados como perros rabiosos. Al comienzo robaban nuestras propiedades y nos expulsaban venían unos camiones que partían al llenarse por completo. Los que se quedaban sin sitio para que no lograran regresar a sus casas a recoger sus pertenencias o delatar sus robos, simplemente los mataban.
Para mi querida amiga Bronia el recordar esa mañana a las cuadrillas de nazis rodeando su casa con sirenas, sacándolos a la fuerza con sus armas. es toda una pesadilla y ala vez una poesía humana. Nos hicieron salir a cada uno de nosotros, nos estaban expulsando en las secuencias cíclicas de represión. Hoy nos tocaba a nosotros. Nos pararon en fila y poco a poco nos hicieron subir a los camiones. Antes de llegar mi turno, el camión estaba repleto, no había forma ni manera de poder embarcarme, me sentía perdida, estaba sellado mi fin. No pude emitir palabra alguna de miedo o de dolor, pero de alguna manera la expresión inocente de mi rostro tuvo que tener una influencia subliminal sobre la última persona que se había montado en el camión, ya que este sin quitarme los ojos de encima se podría decir casi hipnotizado, pero con una demostración de seguridad, de estar consciente de su futuro y del sacrificio que en pos de una desconocida estaba realizando al cederle su puesto, bajó rápidamente y estando en el suelo me ayudo a subir, a vivir, a testificar, a procrear, a recordar de por vida que si hay bondad en el hombre, que es capaz de arriesgar su propia vida, y mas aún por la de una infeliz desconocida.