No he podido olvidar el sabor a cereza que me han dejado tus labios, a estado en mi desde que te fuiste, cuando me dejaste en esa banca con tu ultimo recuerdo. Esa vez hablamos de todo lo que habíamos hecho, de lo que habíamos pasado, recuerdo que me pegue a llorar como una chiquilla cuando me diste ese ultimo beso de nuestro encuentro; fue tan dulce, tan especial, a sido el sabor ha cereza de mis desvelos, de mis angustias, de la imagen que llevo tatuada de ti en mi pecho.
Lo siento me tengo que ir y me iré muy lejos dijiste, no se asta donde ni por cuanto tiempo, jamás te olvidare fueron tus ultimas palabras y te aferraste a mi como queriendo detener el tiempo y hacer ese momento eterno. Te separaste de mi rápidamente, al hacerlo dos gotas cristalinas humedecieron tu rostro y cayeron al suelo, ya no supe que hacer o que sucedía en ese ultimo encuentro; se cayo mi cielo, desapareció mi luna y mis lagrimas ahogaron mi pecho para ya no volver a pronunciar ni una palabra mas, aunque quería decirte mil veces que te quiero, que tu ausencia me hiere, que sin ti me muero.
Te fuiste para no volver, mi mirada tras el paso del tiempo se a ido opacando, mi pelo delata los años pasados, mi tiempo futuro y mi pasado, camino lenta como un animal amargo, pero el sabor a cereza de tus labios aun sigue intacto, a permanecido muy dentro de mi, y en mis ratos libres lloro y me transportan al pasado. Me has ido matando poco a poco, miro a mi lado y veo tu rostro, me duermo y aun apareces en mis sueños, me despierto y el sabor a cereza permanece en todo, en el aire, en el cielo, en el agua, poco a poco este sabor va siendo mi infierno, líbrame de este tormento Dios, líbrame de sus ojos de cristal.
Revisar ortografía: está fatal