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Cuando El Águila Se Puso Hambrienta

Hace mucho tiempo, antes de que hubiera hombres blancos sobre la tierra, los castores eran una familia como los hombres. Ellos eran económicos y honrados y ocupaban su tiempo construyendo en los lagos y lagunas. Tenían manos como nuestras manos. Ellos estaban vestidos en piel gris, suficientemente abrigada para los inviernos y suficientemente oscura para todas las excavaciones que ellos tuvieran que hacer.

No había una familia en todo el bosque tan trabajadora como los castores. El macho castor tenía un secreto sistema para hacer flechas.

Ellos extraían el pedernal fuera de las rocas a lo largo del banco, transformándolo en cabezas de flechas. Estos tenían cierta magia ya que los castores siempre tenían carne seca congelada en sus casas. Pero lo más maravilloso de todo, era su habilidad para construir.
Sin colas, pero con sus amplias y gordas manos los castores construyeron fuertes represas en las cuales hicieron lagunas en las corrientes donde pudieran pescar peces.

Ellos construyeron sus propios hogares con muchas salas y piezas en el barro, en el fondo del agua. Todos los castores trabajan incluso las mujeres y los niños. Aquí ellos vivían en honradez y paz, y no pedían nada a nadie.

En esos días el águila que era un orgulloso guerrero vestido de la cabeza a los pies en plumaje de colores, vivía en la montaña y cuando bajaba al bosque, él deseaba ser recibido con honores. Los vientos soplaban sus trompetas para él y el trueno batía tambores. Todas las criaturas eran avisadas y se inclinaban ante el águila y él esperaba pescados y fresas para llevárselos a una fiesta.

En primavera cuando los hielos se habían ido de las corrientes y lagunas y cuando el bosque se ponía nuevamente con hojas verdes, el águila bajo para una sorpresiva visita. El se paró a la orilla de un pequeño lago y allí vio a una vieja mujer castor excavando en el lodo. Ella estaba encorvada sobre su trabajo. Con sus largas y arrugadas manos estaba haciendo la arcilla en ladrillo para construir una muralla para su nueva casa.

El águila la miró con desprecio.

-"Yo tengo hambre"- dijo.
La vieja castor asomó su cabeza café fuera del agua y miró hacia arriba al águila.

-"La familia de castores tendría hambre también, señor" - y agregó - "Si nosotros no trabajásemos todos para poder vivir"-

-"Pero pienso en la clase de trabajo que Ud. hace"- chilló el águila, subiéndose a una rama de un árbol y sentándose como si no quisiera dar un paso en el barro.

-"Mira tus manos" - él le dijo - "no son manos de una persona de rango, como yo, porque están manchadas de tierra".

-"Tú vives en casas que están hechas de barro, Uds. echan abajo los árboles con sus dientes y comen malezas y cortezas. Uds. fueron hechos solamente para servir a otros, como a mí mismo"-.

La vieja volvió a su trabajo. Cuando el águila había terminado a hablar ella dijo:

-"Los castores son humildes, pero no hay en el bosque tan trabajadores como nosotros, profundizamos represas en las corrientes y la haremos más útiles. Nuestro trabajo nos lleva dentro del barro, en el lodo nosotros debemos vivir, pero somos honrados, gente económica señor, ¿Qué quiere Ud. para comer?" - le preguntó

-"Pescado"- dijo el águila -"vaya abajo y pesque uno para mí"-.

La vieja castor secó sus manos y se sumergió dentro del agua.

El águila observó donde iba por que estaba medió muerto de hambre. Él esperó largo rato por una rica comida, un pez recién pescado.

Él observó la tranquila agua por un tiempo pero no pudo ver ningún movimiento, después de haber esperado como una hora, el agua se movió y la cabeza café de la vieja castora apareció.

-"Su festín de pescado lo aguarda". Oh, águila, le dijo.

-"¿Pero donde esta el pescado?"- preguntó el águila.

-"Ellos esperan por ti en mi mesa, abajo en el fondo del lago"- ella dijo, y se sumergió en el agua otra vez.

Él águila sufrió hambre por un buen tiempo. Aún ahora cuando la familia de los castores camina en cuatro patas y el águila es un pájaro, todos tienen hambre, pero son también capaces de trabajar por su alimento.
Datos del Cuento
  • Categoría: Tradicionales
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