Capítulo – 8
“Julieta va por sus niños...”

Terminando el desayuno Julieta se acuerda de los niños...
- ¡Ay! Tengo que llamar a mamá que está cuidando a mis niños y no tiene noticias mías desde ayer.
Rubén - ¡Tranquila “patico”! Toma el teléfono y la llamas.
Julieta luego de hablar con su mamá – Tengo que irme. Mamá tiene sus ocupaciones y por hoy no puede cuidarlos.
Rubén - ¿Tú sabes conducir?
Julieta – No tengo licencia... ¿por?
Rubén – Bueno... no importa. Mira yo soy el que te está dando vuelta la vida así que voy a hablar con uno de los taxistas para que te lleve a buscar los niños. Pasas por tu casa y preparas una valija con una muda de ropa para un par de días y te vienes con ellos.
También quiero que lleves este dinero por si hiciera falta.
Julieta – Eso no es necesario.
Rubén – Si es. Porque si por alguna razón no regresas con el mismo taxi yo no quiero que te pongas en gastos para llegar.
Además considero mi culpa que tengas que andar para arriba y para abajo.

Se va a vestir.

Julieta – Rubén, tú no viste mi ropa interior.
Rubén – Me la comí.
Julieta - Pero es que no encuentro nada.
Rubén – Tu jeans si me costó tragarlo y tu blusa rosada.
Julieta – ¡Ay! No seas malo que tengo que irme. Anda... dime dónde está.
Rubén – Ya debe estar lista. Dame un minuto. La mandé a la lavandería temprano... una excusa para mantenerte desnuda.

Llamo a la lavandería y me dicen que ya la traen.

Rubén – Se me ocurre que mientras esperamos nosotros podríamos “matar el tiempo”... ¿no se te ocurre nada?
Julieta sonriendo, sentada en el sillón sube sus hombros y los baja, suspira, mira al techo y dice – Esteeee... pues no.

Esa sonrisa pícara con los ojitos encendidos la delata.
Voy hacia ella.
Instintivamente se para del sillón mira hacia atrás como buscando una vía de escape...
No tiene escape. La pared está detrás.
Vuelvo lentos mis pasos... la acecho con la mirada.
Ella retrocede.
Con sus palmas tantea la pared.
Sonríe nerviosa y acomoda sus cabellos con un gesto de la cabeza.
Está a mi merced... ¡atrapada!
Ya siento su respiración en mi cara... rozo mis labios con los suyos.
Sin abrazarla beso su cuello... le desprendo la pijama.
La beso mientras me quito la camisa.
Ella suspira...
Palma con palma llevo sus manos hasta dejar nuestros brazos “en cruz”... sus senos contra de mi pecho.
Nos besamos y desesperamos por abrazarnos pero como en un acuerdo tácito seguimos “palma con palma”.
Mi sexo contra el de ella... a través de nuestras ropas.
La aprieto contra la pared... ella gime sin dejar de besarme.
Otra vez el deseo... la pasión.
Abandono “la cruz” y mis manos vuelan al abrazo.
Mi brazo izquierdo rodea su cintura... apretándola contra mi sexo.
El derecho pasa en diagonal por su espalda y la aprieta contra mi pecho...
¡La tengo completamente atrapada!
Sus brazos por encima de mis hombros y sus manos acariciando mis cabellos.
Suelto la amarra de su pijama... cae hasta sus tobillos.
Ella quita un pié... luego el otro.
No dejamos de besarnos... ella desabrocha mis pantalones.
Toco su humedecido sexo... ella suspira, se excita.
Entre quejidos jadeantes muerde mis labios... acaricio sus senos...

¡Tan...Tan...Tan!
El camarero trayendo las ropas de Julieta.
Si hubiese tenido una ametralladora habría vuelto astillas la maldita puerta y al condenado camarero.

Rubén - ¡Pero que karma Señor!
- ¡Desgraciado!... no le voy a dar propina... es más me quejaré por ser demasiado rápidos con el servicio.

Voy a la puerta mientras Julieta “se viste”.
Miro a Julieta que ya se puso la pijama y se sienta otra vez en el sillón. Abro la puerta...
¡Buenos días señor! ... aquí está la ropa.
Se queda esperando...
¡Odio al infeliz camarero!... le zampo la puerta en la nariz.
Giro y veo a Julieta desternillada de risa.

Rubén - Pero esto no es gracioso...

Mira mi cara de frustración y furia y sigue con la risa a más no poder.

Julieta – Si te vieras la cara... ¡Ja... Ja... Ja... Ja!

Derrumbada en el sillón... una pierna cuelga del apoyabrazos recostada en diagonal su cabeza apoya en la esquina entre el respaldo y el otro apoyabrazos. Con una mano trata de cubrirse la cara y con la otra se agarra el estómago... ríe y ríe...

Julieta – Pareces un perro... ¡Ji... Ji... Ji... Ji!.. al que le quitaron el hueso... ¡Ja... Ja... Ja... Ja!

Se ríe descaradamente de mí... la observo reírse y me contagia.

Rubén entre pensativo y risueño - ¡Maravilloso! ... Linda comparación... linda comparación... ¡Julieta... ven aquí!
Julieta – ¡Ni sueñes!... mira que hora es, mi mamá debe estar desesperada... y dame esa ropa que me voy a cambiar al baño.
Rubén – Confía en mí, puedes cambiarte aquí.
Julieta – ¿De verdad?... bueno.

Se quita la pijama y queda como “Eva” (sin la hoja).
Se pone su “tanga”...

Rubén pensando en voz alta - ¡Ay mi madre! Pero que buena... que rebuena esta.
Julieta - ¿Decías...?
Rubén – No... esteeee... ¿qué buena está la mañana... cierto?
Julieta sonriendo - ¡Cierto!

Menea las caderas para calzarse el jeans... todavía no tiene nada arriba.
Solo sus dorados cabellos... sobre sus senos.

Rubén – ¿Y si llegaras solo unos minutos más tarde?
Julieta solo mueve su cabeza en gesto de “no”. Me mira, sonríe y se pone el sostén.
Rubén - ¡Malditos conejos!
(Continuará)