Nota: Este cuento De ninguna manera denota mis tendencias politicas, me declaro 100% APOLITICO.
Escrito segun las vivencias de mi amgo Juan D.
Iván Bergman, apellido foráneo, condimentado con raíces costumbristas del oriente venezolano, pero infestado con la sangre arrolladora de conquistadores arios de los malos, de aquellos que imponían sus ideas a fuerza de dinero o a fuerza de garrote, se hizo amigo mío desde su temprana niñez. Con una personalidad arrolladora, en su adolescencia Iván era el epicentro de cualquier reunión, siempre contento, hacia de las delicias de sus amigos tomando a alguno del grupo como monigote, en ese momento el desgraciado que se hacia objeto de sus burlas era pisoteado, arrastrado, mal nombrado, vejado hasta el extremo, coreado con las risas del grupo y coreografiado con la mímica graciosa y burlesca del simpático Iván, solía ser el payaso alguno de los más pobres del grupo, porque a los acaudalados Iván los respetaba como a iguales o como a potenciales cheques en blanco. En el momento de las burlas se levantaba en el corazón de la victima un odio terrible, que se disipaba en el próximo encuentro, cuando el objetivo cambiaba de nombre y de cara e Iván se hacía cargo de borrar cualquier recuerdo pasado a la antigua victima a fuerza de ron y pasapalos. Y así se levantó el rubio joven, en un mundo maravilloso, donde cualquier problema era resuelto por papá, no existían las limitaciones y su único objetivo era alcanzar su grado universitario, para contentar a su madre en la lejana Alemania, y callar los gritos de su padre, que no escatimaba verbo para llamarle desde inútil hasta los más innombrables epítetos. Terminó Iván su carrera, estando la mitad de su vida molesto con su papá, y la otra mitad trabajándole como esclavo, ¿el fruto? Un hombre con dinero y con un odio profundo tanto a la imagen de su padre como a todo lo que significara familia, algo que el nunca tuvo, porque su padre se deshizo de su madre enviándola a la lejana tierra aria para poder vivir con una prostituta guayanesa que si sabía como “moverle el barro” como solía decir con desparpajo.
Me molestaba de Iván su actitud burguesa, el exclusivo urbanismo en el que vivía parecía algo de otro mundo, solo podía visitarle después que en el control de acceso me estudiaban hasta la ascendencia de mi madre y me registraban hasta en mi dignidad, en su poderosa camioneta de último modelo no se vería nunca “un pata en el suelo tierruo”, expresión con que describía la procedencia humilde de algún mortal nacido en lo profundo de un barrio pobre. El único era yo, porque me había ganado su amistad a fuerza de soportar sus burlas y apoyarle cuando caía en desgracia, y para mi el era eterno, era inquebrantable, era un hombre privilegiado para siempre, mi lucha continua por sobrevivir con un mínimo de herramientas a mi alcance me apartó de el por algunos años, una eternidad diría yo, hasta que le vi hace un año, en medio de una acalorada marcha pro “revolución” que había degenerado en barullo, portaba una boina en su canosa cabeza, y una bandera venezolana con una X roja que según me explicó simbolizaba la sangre de los “defensores de la revolución caídos en combate”, - ayúdame – me dijo – sácame de aquí - - Que vaina es esta - me dije yo, este no era el hombre que yo conocía, me invitó a su casa, no sin antes decirme que debía yo pagar el taxi porque se encontraba en una “situación”, su casa era un cuarto de tercera, en el barrio más peligroso del sombrío este del sector San Félix de Ciudad Guayana, tapizado con afiches del Che Guevara y copias de páginas seleccionadas de la constitución revolucionaria de la república resaltada en los artículos más importantes según Iván, en otras palabras, la imagen clara de una situación miserable, casi victima de un colapso miré a mi amigo a los ojos y comprendí que la desgracia le había visitado, y que en ese periplo, el gusano de la anarquía y la protesta anti explotadora le había carcomido el cerebro, había caído del “paraíso” al quinto infierno, viviendo en carne propia las limitaciones e injusticias a que eran sometidos aquellos a los que tanto había despreciado en sus años de bonanza, le hablé tratando de buscar en su mente una razón, un asomo de cualquier cosa que hubiera causado aquel cambio abismal, supe de su ruina, de la perdida de sus bienes, y de cómo amigos del ahora partido gobernante le habían tendido la mano, hablaba hasta por la “tapa de los codos”, pero solo vaguedades de cómo la revolución triunfaría, basada en la cría de gallinas en apartamentos, y la democratización de la educación aunque para ello fuera necesario poner a policías serviles a dar clases en las escuelas “libertadoras”, huí, corrí sin oír sus gritos lastimeros de auxilio, mi amigo Iván había muerto, solo quedaba de el un cascarón contaminado de teóricos gusanos “izquierdosos” que me hizo comprender como la injusticia social puede crear a un monstruo peor que aquel nacido en la opulencia obscena y decadente
Os doy un consejo a todos los que os encntaa Menorca, NO PASEIS ALLI MUCHO TIEMPO, estuve 4 af1os por motivos de trabajo, y el verano PRECIOSO, las playas, las fiestas, muchos turistas, mucha vida, pero a partir de septiembre aquello esta muerto, vacio, casi siempre nublado, mucho viento, es lo mas deprimente que he visto en mi vida, y los menorquines son bastante cerrados y raritos, les a dado demasiado el viento y dicen que trastorna, y os puedo asegurar que es cierto, la gente esta fatal..