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Recuerdos de una buena noche de amigos

Sucedió hace ya mas de un año, saliendo del trabajo, recibí una llamada inesperada, era Sergio, un gran amigo desde la secundaria y carrera, me invitaba a una reunión de amigos y a la vez quería sorprender a su novia en su tercer año de noviazgo, a si que la cita tenia que ser en un café medio romántico y bohemio, y tenia precisamente que escoger el lugar donde lleve por primera vez a mi primera novia formal, en estos momentos no puedo evitar reírme de aquella primera cita en aquel café con tan solo un billete en el bolsillo y que por, unas rosas y dos rebanadas de pastel de queso no previsto por poco y me estaba quedando a lavar los platos de esa noche, en aquellos años de preparatoriano universitario, mis bolsillos no conocían tanto dinero, y no es que ahora los conozca a montón, sino que ahora, los planes trato de que me salgan mucho mejor que ayer, en fin fue recuerdo de una buena anécdota, de un buen viaje que duro muchos años, pero volviendo a la cita de amigos quedamos de vernos nueve y media de la noche, cuando llegue, casi todos estaban faltaba Miriam, la novia de mi amigo, a quien la cito mas tarde para sorprenderla, y si que se sorprendió de vernos porque también fuimos todos compañeros de preparatoria aunque en aquel entonces los actuales novios solo eran conocidos, en fin , hablamos de lo que habíamos hecho de nuestras vidas, dos de mis amigos ahora ya flamantes esposos y padres de familia, los novios y yo viviendo gozando de esta vida llamada soltería todavía, hablamos tanto que en un momento Miriam se le quedo viendo a una pareja que en el fondo de aquel café, con las velas y la música de piano se cobijaban en abrazos y besos, bajo un San Antonio, que los del café tienen de cabeza, según ellos, los que se sientan en esa mesa seguro se casan, mi amigo Sergio le pregunto ¿En que piensas Miriam? Y ella le respondió no pienso, rezo y, entonces yo le pregunte ¿Y que rezas? Y ella me respondió, “Óyeme Santo glorioso haz que este baboso se atreva a ser mi esposo”, todos nos reímos y los novios se abrazaron y los demás les aplaudimos, fue una muy buena noche bohemia entre cervezas, cigarros, anécdotas, deberíamos tener mas de esas noches, cuando nos despedimos decidí caminar por las calles del Centro ya hacia mucho tiempo que ya no salía de mi casa y no se, si fue la buena noche que pase con mis amigos o de verdad la luna se veía tan hermosa y grande como hoy que me quede contemplando un rato, hoy también la contemplo, sin mis amigos, esta vez se encuentra en mis piernas un cachorrito que recogí de la calle, pasa una estrella fugaz, formulo mi deseo y mi canino que al principio prometía estar despierto por lo inquieto que estaba, no la ve, y si es un perro supersticioso ya no pudo pedir su deseo, porque duerme, hasta parece roncar.
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
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