Éste es un cuento.O la historia.de mi vida.O una aventura.

Erase una vez una chica que estaba jugando.Saltaba y se reía.Cuando se fijó en mí,dio un brinco ( supongo que de sorpresa ) y con sus ojos chisporroteantes y almibarados, mirándome fijamente, dijo :
- ¡ Hola ¡, me llamo Sara, tengo cuatro añitos y soy una niña, y tu ?
Mi respuesta, ante semejante parrafada de este pequeño ser humano, fue :
- No sé quien soy, ni cual es mi nombre.Pero acabo de hacer un largo viaje, y estoy muy cansada.
Sara,centrando toda su atención en mi después de soltar un sonoro ¡¡ Oh ¡¡ con expresión boquiabierta, respondió :
- ¡ Cuéntamelo, sí, sí, que estoy aburrida ¡, por fi, quiero saberlo, ¿ donde has estado ?, ¿ qué has hecho ?
Sonreí. La curiosidad de los peques provoca en los mayores una sana vitalidad, unas ganas inmensas de corresponder, así que empecé.

- Mira, bonita, yo estuve allí arriba, muy pero que muy arriba, sabes ?. En las altas nubes, vaporosas y semitransparentes, viajaba de aquí para allá, mecidas por los fuertes vientos o las suaves brisas que las azotaban o remolcaban, tanto de día como de noche,sintiendo así los rayos luminosos y deslumbrantes del Sol o avistando la luz aterciopelada de la Luna flanqueada por miles, millones quizá, de estrellas resplandecientes.
Así es mi día a día, sabes ?, y cuando echaba la vista bajo mí veía infinidad de cosas menudas o grandes, paisajes de todo tipo y
Y me interrumpió, claro esta. Con ojos de infinita sabiduría, la pequeña preguntó :
- ¿ Tu eres un ángel ? , ¿ a que sí ? , ¿ oye, y que vistes ?
No contesté a su primera interrogación. Ya lo adivinaría.Sí a la segunda.
- Depende de la dirección que tomáramos, vi más de lo que verás tu en tu larga vida, hermosa ¡.
A veces vislumbraba escarpadas montañas coronadas en sus picos por la fría y blanca nieve, y un poco más al sur inmensas altiplanicies de un verdor inmaculado, con sus infinitas variedades de árboles como el roble, la encina, el abedul o el alcornoque ; y segun la estación del año llameaban con sus miles de tonalidades de colores que
( Me interrumpió bruscamente para decirme )
- Ohh sí, yo los sé. El verde, marrón, crema, azul, rojo, verdad ?
- Sí, Sara, y de muchísimos más. Y cruzando estas montañas, colinas y prados nacían y crecían ríos de gran caudal o minúsculos riachuelos aquí y allá, y donde menos te lo esperabas surgían centelleantes lagos de agua azul cristalina, que reverberaban la luz solar, o embalses, presas o estanques de más o menos profundidad.
Veo que me estas mirando entusiasmada, seguro que de tu boca florece una pregunta, verdad ?
- ¿ Dime, a que eres un mago ?, seguro ¡. Y animales, vistes ?
- He visto muchos, de todas las clases ; desde la variopinta gama de aves que hay ( ¡ son las que vuelan, Sara ¡ ) que estaría horas y horas para contarte , tanto las salvajes como las amaestradas, con sus picos de diferentes tamaños o formas, sus alas de mil y un colores diferentes, o sus vuelos acrobáticos en busca de caza ( es la comida para sus crías, sus hijas, Sara ¡ ) o planeando majestuosamente bajo el cielo claro de
- Oye, yo me sé algunos. El águila, el halcón, la paloma, el búho.¿ Ves, a que soy lista ?
- Claro, no lo dudes. Aparte de todos éstos, hay los animales terrestres, los que pisan el suelo, los que caminan como tú.
- Sí, como el oso, el león, el caballo y el gato por que en mi casa tenemos uno, que se llama Pati.
- Pues al divisarlos yo, a veces estaban reunidos en grandes manadas como familias, para cuidarse los unos de los otros, como las cebras de infinitas rayas negras y blancas, o los bisontes con su testuz grande y cornamenta variada ; las jirafas con sus largos y ágiles cuellos, o los lobos ( ¡ cuídate de ellos, pequeña ¡ ) que sigilosamente se agrupan para ir en busca de caza.
Cierto que también los hay de solitarios como los castores, siempre entretenidos construyendo cosas, los grillos cantando o las luciérnagas iluminando la noche. Y por si no lo sabes, hay de todos los tamaños que tu mente pueda imaginar ( ¡ vaya, ha soltado una risa franca y diáfana la niña ¡ ), por ejemplo, los pesados e inmensos hipopótamos de barriga enorme o los elefantes de larga trompa y afilados colmillos ; o al revés, la mosca que se ha posado en tu naricilla ahora mismo o la hormiguita que te esta subiendo por el pie ¡ ( ja - la niña, ahora, reía sin parar ).

Una vez pasado el azote de la risa, preguntó :
- Dime, cómo has podido ver tantas cosas ?, ¿ cómo viajabas ?
Respondí :
- Pues lo que me sobraba era tiempo ; viajaba de las más diversas maneras, unas veces a través de las nubes, otras siguiendo a los ríos, pero nunca quieta ¡.
- ¿ Eres un amigo de Dios, que dice mi papá, un espíritu ?
- No, Sara, no , vaya pensamientos tienes ¡. Oye, y por cierto, también sé cómo eres tú en tu interior, vaya que sí ¡.
- Ah sí ? ( dijo, mirándose a sí misma ) - Y cómo soy ?
- Pues te cuento. A través de esa boquita tan graciosa que tienes que guarda una lengua muy parlanchina, por dentro te bajan dos tubitos, uno para respirar, que va hacia los dos pulmones, cerca de los cuales tienes el corazón, rojo y henchido que te da la vida ¡.
El otro es por el que bajan los alimentos que comes, hasta el estomago a
( Me atajó sin contemplaciones diciéndome : )
-Te diré que a mí me gusta mucho la carne, el pescado,la pasta y las frutas. y los yoghures, sobretodo el de fresa ¡.
- Pues en el estomago, el tuyo, es donde todo éso se tritura, se queda lo bueno que es lo que con el tiempo te irá haciendo crecer y lo malo o no aprovechable ( ¡ entiéndeme, eh ¡ ) se irá a la calle por
- Halá, sí, ya sé, cuando hago pipí o caquita. Mira qué rápido aprendo, eh ?
- Pues sí, cuando crezcas, serás una mujer lista y emprendedora, ésto es fácil de deducir viéndote y oyéndote ahora.
- ¿ Y qué más has visto en tu viaje ?
- Te diré una cosa. la huella del hombre ¡¡
- ¿ Qué es éso ?
- Pues la creación de grandiosas y multitudinarias ciudades, con sus respectivas y laberínticas calles y avenidas pobladas por infinidad de vehículos diferentes que
- Yo lo sé, aviones, trenes,coches.
- Exacto.También pueblos y villas de toda índole, situados cerca de las grandes ciudades o alejados en los frondosos bosques, y viviendo en todas ellas millones y millones de personas, como por ejemplo, TÚ.
Y he oído lo que decían, lo que hacían, unos trabajando en el campo, otros en la ciudad, en miles de oficios diferentes y
- Sí, como panadero, chófer del autobús, maestro, sabes, mi mami es pastelera ¡.
- Vaya, eso es bueno, te cuidará bien ¡, pero has de saber que las cosas han de hacerse bien, y a su tiempo, así en el futuro serás una muy buena persona rodeada de un montón de amiguitos y la mar de feliz, por que si te portas mal, te van a crecer muy mucho la nariz y las orejas y te convertirás en una mujer feísima, no en una princesita guapa y valiente como ahora.
- Ostras, creo que tienes razón ( me dijo, mirándome un poco asustada ) - ya no le chillaré más a mi mamá cuando no me hace caso, ni lloraré tanto.
- Aciertas, Sara, así te irá mejor.
- Escucha, y tú qué vas a hacer ahora ?
- Pues no lo sé, creo que depende de tí ¡.

Repentinamente se oyó el fuerte retumbar de la voz del padre de Sara, que le recriminaba a su hija :
- Venga, Sarita, tira éso y date prisa, que se hace tarde ¡.
- Sí, papá, ahora voy. Un momento que le digo adiós ¡.

El padre vio a su hija, su figurita frágil y menuda,su cara tristona,pero a la vez notó como se le iluminaba el semblante, en un rictus de felicidad un tanto incomprensible para él.

La vio levantarse de la playa, coger el cubo con sus diminutas manitas, caminar los tres metros que la separaban de la orilla y echar el agua en el mar, haciendo un ademán de despedida y volviéndose hacia él con una sonrisa de felicidad dibujada en su rostro.
A la mirada interrogadora de su padre, ella le respondió, riendo :
- OOh papi, ahora por fin ella verá a todos los pececitos del mar ¡.
Su padre, cogiéndola en brazos y dirigiéndose hacia el coche aparcado, contestó :
- ¿ Qué quieres decir, cariño, pues no te entiendo ?

Y Sara dijo :
- Papá, si quieres, te cuento la historia de una gota de agua que.

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