Una noche de lluvias y relámpagos. Decidió quedarse en casa ya que llovía y no le gustaba salir con lluvia.
Por alguna extraña razón cuando llueve las cosas no andan bien en el Gran Buenos Aires, la luz no funciona correctamente, la tele no sintoniza bien los canales, la radio parece tomar mas estática que señales nítidas. Y era eso lo que le estaba pasando a María esa noche en su casa.
Esa extraña noche, en la que un rato atrás parecía como si no iba a llover por años, se desató una tormenta tal que podía estremecer hasta al más valeroso de los hombres.
Los truenos resonaban con fuerza en la amplitud de los terrenos abandonados de la zona, los relámpagos iluminaban la oscuridad de la casa.
La luz eléctrica funcionaba de forma intermitente, logrando un ambiente tenebroso, por un foco de 25 wats que cuelga del techo, tambaleante, inestable, dando una pobre luz a la habitación.
La televisión que de a ratos sintoniza el canal Infinito y de a otros aparece esa lluvia que produce escalofríos en una noche de tormenta.
María escucha ruidos por la ventana, se acerca despacio y ve que es sólo una rama de su árbol, que por la intensidad del viento golpea el vidrio, como si fuese un hombre llamando por al ventana.
María, nerviosa, decide apagar la televisión. Se dirige hacia la cocina, cuando de repente se corta la luz. Toma una vela y la enciende, con ella va hacia el baño. Pero al llegar a él recuerda una frase escalofriante que el comentó una amiga espiritista “Nunca, pero nunca, prendas una vela en el baño, estando la casa a oscuras completa y sola....eso hará que veas el rostro de Satanás en el espejo”, pálida María mira hacia el espejo, ya estaba adentro del baño, tenía al vela, y estaba sola, con la casa a oscuras....
Se escuchó en toda la casa el grito desesperado de María. En el baño, se encontraba espantada, desencajada, fuera de sí con los ojos cerrados gritando apoyada contra la pared que está frente al espejo. Sobre el que se puede ver a una María ensangrentada, con ojos odiosos, enfurecida, como un preso que acaba de entrar al correccional, quería salir de su prisión.
María sale corriendo del baño y escapa de los manotazos que intentan agarrarla desde le espejo.
Llega al comedor y de repente se enciende la tele, sólo se ve lluvia en ella.
María se encuentra petrificada por el horror, ella recuerda bien haber apagado la tele.
Desde el vidrio se ven sombras de personas contrastando con los relámpagos.
Y por la ventana se introduce una rama de un árbol como si fuera un brazo humano, quiere entrar, María cierra la ventana como puede y atrapa ese “brazo-árbol” con la ventana.
Corre hacia el teléfono para pedir socorro, pero al descolgarlo escucha una voz de ultratumba que le dice: “Descubierto el secreto está, morir ella debe”, con todo el pánico suelta el tubo y corre hacia la puerta trasera. Olvidando por completo que detrás de ella la estaban esperando para llevarla con ellos.
Al verlos, cierra violentamente la puerta atrapándoles los brazos con ella. Corre para salir por la puerta delantera y al abrirla se encuentra con su novio. Lo toma violentamente de la ropa y lo mete a la casa. Ella no se percata que volvió la luz y dejó de llover.
Intenta explicarle que es lo que vivió esa noche, él no le entiende nada y va hacia el baño, ella intenta detenerlo porque dice que allí está Satanás. El se burla y le muestra que en el espejo no hay nada.
Ella mira por el espejo y ve su reflejo, pero que la ve con una mirada maléfica y la señala con el dedo.
Sabe bien que nunca más la dejarán estar sola en casa.
FIN.
Fernando J. Escola
Copyright 2004
es bueno, si te mantiene en suspenso y te asusta por unos momentos, lo recomiendo para leerlo enfrente de un espejo.